La bandera roja y azul ha resistido hasta los embates de los voladores que suelen acosarla cada diciembre, ese en el que María Elena Vásquez sueña con ver a su DIM campeón.
Mientras eso sucede en Envigado, al otro extremo del área metropolitana, en Bello, dos familias, los Cadavid y los Giraldo, se hernian de la dicha de saber que su equipo amado tiene la posibilidad de llegar a las finales, época propicia para poner el estandarte en lo más alto.
Ellos son hinchas de bandera, de esos que llevan la roja y azul como si se tratara de un signo indeleble que perdura en el tiempo y que se hace más refulgente con el paso de los años y de las generaciones.
María Elena se bate solitaria en el conjunto residencial Portal del Valle, donde en la terraza de su apartamento instaló el emblema que le saca la chispa a más de uno, pero que con orgullo no baja de allí desde hace varios años desde cuando el DIM comenzó a relucir su casta.
Allá, en Bello, mientras tanto, en el Salón Familiar, un pequeño negocio que puede tener el tamaño de un garaje, incólume Dayro José Cadavid Restrepo luce feliz con la decoración de retablos con frases, afiches y escudos que denuncian el gusto del dueño por el rojo. Ambos porfían y se muestran tranquilos frente a las eventuales críticas de los hinchas del verde, que entre bromas y travesuras tratan de sacarlos de casillas.
"La bandera está puesta en el borde de la terraza desde hace varios años. Pero cuando el poderoso va mal la descuelgo con mucho sigilo, y lo hago agachada, porque me pistean desde una tienda vecina, y si me pillan unos hinchas del Nacional que hay allí, se puede imaginar...".
María Elena lo que tiene es una pasión que lleva 35 años de cultivo, esa misma que despliega en cada dicho y acción su colega bellanita Dayro José, quien tiene varios pequeños cuadros en los que se lee: "el poderoso no es moda, es pasión... Es muy bonito, es muy hermoso, ser hincha del poderoso... DIM, te sigo queriendo igual".
"Yo voy al estadio Atanasio Girardot desde 1954. Tengo el negocio a media cuadra del parque principal de Bello desde 1980. Yo soy un hincha sin condiciones", cuenta feliz quien es cabeza de una patota de rojos de la que también hacen parte su hijo Juan Pablo; Albeiro, Wálter (Pájaro) Cadavid y los Giraldo representados en Leonel y Jessica; y Orfidio Ocampo.
Para todos estos rojos, la bandera es algo esencial en su sentir escarlata. Para María Elena "ese trapo que me mandan a quitar cada rato", es el testimonio de la fe inquebrantable, algo muy similar para Dayro José y su gallada de Bello que este domingo se va para el Atanasio, con bandera y todo, a buscar junto con el elenco dirigido por Leonel Álvarez ese cupo de la final.
Mientras esto se resuelve, María Elena seguirá encontrando costales pegados a su carro "para que los llenés con los goles que le hacen al DIM" y Dayro José permanecerá firme en su idea hecha letras en las paredes de su negocio: "Si viene a hablar mal del Medellín, procure que su vista sea corta".
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