Al maestro Alexis García, salud.
Lo vimos de regreso en televisión. Convirtió en enriquecedora experiencia su accidentado tránsito por el Júnior de Barranquilla. Como suele caer parado como los gatos, convirtió ese revés en pretexto para explorar otros rumbos.
Por RCNTV se veía "muy tieso y muy majo" comentando el insólito 3-3, Colombia-Chile. Ya no viviremos solo del 4-4 contra Rusia ni del 5-0 a Argentina. El 2-1 al Paraguay fue apenas la cereza en la copa.
Su persona parecía peinado y vestido por su mamá, doña Neiva. O por doña Ligia Constanza, su mujer, el poder detrás del trono, su arma secreta, su brazo desarmado.
Lo vimos, Alexis, estrenando un vestido que le quedaba ligeramente juanchón, tal vez un préstamo de alguno de sus hijos, Julián Andrés o Álvaro Felipe, sus parceros.
Con la clasificación al mundial del Brasil tocará aprender ese idioma al revés que es el portugués. La fórmula: desaprender el español.
Algo tan difícil como barajar y dar de nuevo en materia de ortografía, como han propuesto el Nobel de Aracataca y su antípoda Fernando Vallejo, quien siempre escribe el mismo libro pero distinto.
Los brasileños dicen que en todo empate muere el fútbol, pero no. Con el 3-3 quedamos en el camino de la samba, el Corcovado, Brasilia, una ciudad hecha de una costilla de la nada, pero con la ética y la estética del arquitecto Niemeyer quien nos regaló esta receta: Trabajar, ser correctos, tener amigos.
¿Y qué tal su corbata color Juan Manuel Santos, quiero decir, rosada? Con esa pinta usted hizo el tránsito de técnico de fútbol a estadista. Cualquiera diría que lo perdimos para la zozobra balompédica.
Si le dictara la plaza pública, algo inverosímil, "inconsútil", tampoco tema: tiene el don de la palabra. Con su reaparición por la televisora se ratificó como el Jorge Valdano de La Floresta, su barrio. ¿En qué lista aparecerá para votar por usted si la teóloga Ingrid Betancourt, mi candidata in péctore, no cae en la tentación?
Muy atinados sus comentarios sobre el partido. A tono con el traje.
Desatinado el comentario mío, pues terminado el primer tiempo, con ese 3-0 en contra, renegué de la selección y le envié mensaje telepático a su colega Pékerman:
José, (nada de Don José) lo que usted tiene es una recocha, un equipito de dos pesos, salido de algún picado en la Marte Uno; dirige un paquete chileno, no un equipo de fútbol; le doy diez segundos para que regrese al bife, cerca de Corrientes, 3-4-8, segundo piso, ascensor. Que vengan Alexis García o a "Papelito" Osorio, técnico del Nacional.
Como arribista graduado que soy, cuando logramos el 3-3, decidí que el nuestro es el mejor fútbol del mundo, que ya somos campeones, que se tengan de atrás desde España hasta Alemania. Pobre fútbol con hinchas como este negro.
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