El fantasma del "Maracanazo" rondó ayer el estadio Mineirao de Belo Horizonte durante 86 minutos en el encuentro semifinal de la Copa Confederaciones que, a solo cuatro minutos del cierre, le ganó Brasil 2-1 a Uruguay.
Los charrúas no le hicieron las cosas fáciles a los locales y demostraron porqué el favoritismo de los pentacampeones del mundo no era suficiente para vencerlos.
El juego inició favorable a los charrúas que tuvieron la oportunidad de irse arriba en el marcador a los 12 minutos de juego cuando David Luiz cometió una falta en el área. Sin embargo, las manos salvadoras del portero Julio César aparecieron para Brasil.
En ese momento, en el estadio los aficionados brasileños comenzaban a evidenciar la preocupación por lo que podía ser otra gesta histórica para el equipo visitante.
Además, preocupaba que Neymar no aparecía con los chispazos de magia que mostró en los encuentros anteriores.
Todo eso quedó atrás cuando apareció el goleador en su función. Fred aprovechó un rebote en el área de los uruguayos (41’) y espantó el fantasma por un rato, pero como un alma en pena, ese recuerdo de 1950 regresó materializado en el gol de Edinson Cavani que puso las cosas 1-1.
De ahí en adelante los nervios regresaron a la cancha y el juego se tornó de ida y vuelta. Los porteros, Muslera y Julio César, eran las figuras.
Los brasileños debían exorcizar el campo de juego para definitivamente sacar de sus mentes el recuerdo amargo que les proyectaban los celestes. Entonces, a cuatro minutos del final, apareció Paulinho para limpiar los malos espíritus, impulsar a Brasil hacia la disputa del título y evitar la nueva gesta charrúa.
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