¿Cómo podemos educar mejor a nuestros hijos?. Una de las claves para conseguirlo es utilizar las palabras por favor, perdón y gracias, que tienen el poder para abrir las puertas cerradas a cal y canto, y que debemos asegurarnos de que lleven nuestros vástagos en la punta de la lengua al salir a la calle, según Gregorio Luri, doctor en Ciencias de la Educación y en Filosofía, y un activo conferencista en asociaciones de padres.
Luri, autor del libro Mejor educados y protagonista del blog El café de Ocata señala que estas palabras son decisivas para resolver los problemas de indisciplina y el desgobierno que surgen con niños y adolescentes.
Esta es solo una de las recomendaciones de Luri, quien propone vivir la paternidad con unos criterios claros, pero sin agobios, y desarrollar una educación más basada en la sabiduría práctica de la familia y menos "profesionalizada", autoexigente, y bajo la carga de una enorme responsabilidad, una presión constante y el miedo al fracaso, como la viven actualmente muchos padres.
"¡Ser buen padre no es tan difícil; basta con un poco de sentido común", señala Luri.
¿Cómo define a los buenos padres?.
"Son los que llevan sin aspavientos sus frustraciones y sin dogmatismos sus convicciones, porque saben que la realidad no es el capítulo práctico de ninguna teoría. No actúan encorsetados por un exagerado sentido de la responsabilidad, ni se pasan el día constatando en sus hijos su genialidad reproductora. Los buenos padres quieren ser padres, no especialistas en "coaching" o técnicos en paternidad".
¿En qué consiste "educar con sentido común"?.
"En hacerlo con tranquilidad, sin esperar lo imposible, porque no existen los padres perfectos. También significa educar con sensatez, es decir con disposición a aprender de los errores, y con amor, en lo que todos somos aficionados. Consiste en saber gestionar las neurosis cotidianas inherentes a la paternidad con ironía, sabiendo reírse de los propios excesos, y también en saber que nuestros hijos, porque son niños, tienen más energía que sentido común para gestionarla y que nosotros, porque somos adultos, no hemos de ponernos a su altura".
¿Cuáles son los requisitos de una paternidad sensata?.
"Sin referentes claros, no se puede ser un buen padre. Hoy hay padres tan preocupados por hacerlo todo bien, que no saben actuar espontáneamente. Si les pedimos que actúen con naturalidad, nos preguntan qué libro les aconsejamos que lean. Nuestros padres sabían lo que tenían que hacer y, cuando metían la pata, no se dejaban dominar por la mala conciencia. Por el contrario, muchos padres modernos, hagan lo que hagan, se preguntan si no podrían haberlo hecho de otra manera. Nuestros hijos necesitan referentes claros; padres seguros y con convicciones diáfanas".
Usted hablar de "ser buenos padres sin necesidad de ocultarlo". ¿Qué quiere significar exactamente?.
"El buen padre no necesita llevar la máscara de buen padre, entre otras cosas porque sabe que sus fallos son bastante similares a los de los demás. No se preocupa por estar a la altura de las retóricas al uso de la paternidad políticamente correcta, ni pretende ser un "superpadre", ni anularse como individuo para ser solo padre las 24 horas del día. Sabe que ser un padre normal ya es suficientemente difícil y no está dispuesto a sobrecargar esa dificultad intentando aparentar que es lo que no es".
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