Su fama vuela tan rápido como los datos que van por las redes sociales.
Camilo Castiblanco es visto, en el lote del ciclismo nacional, como el experto en lo que tenga que ver con computadores, programación y el manejo de ipods, ipads y tabletas.
Un muchacho de 23 años que anda en la onda de la tecnología a toda hora, la que le ha servido para ayudarle a sus colegas y amigos, especialmente a aquellos que andan con sus computadores dentro del equipaje de pedalistas.
En el año que corrió en Europa, especialmente en Grecia, cuando militó en el SP Tableware, fue en el que más "cacharrió", con tal de estar en permanente contacto con sus familiares, amigos y colegas en Colombia y el mundo.
En los ratos libres de las concentraciones aprovecha el tiempo para montarles programas a los compañeros en sus equipos. Uno de los que más aprovechó sus conocimientos es Nairo Quintana, quien ayer viajó, computador en mano, a España.
Hoy, el zipaquireño, nacido en las filas del ciclomontañismo, vuelve a la ruta, en el conjunto del EPM-Une en el que estuvo cuando corrió la Vuelta sub23 en la que ganó una etapa, bajo la sabia mano del técnico Raúl Mesa Orozco.
"Desde niño estuve en el ciclomontañismo, ya que mis padres, Magda Cubides y Jorge Castiblanco, fueron destacados corredores que lucieron sus condiciones en la misma época de Santiago Botero", recuerda.
A Camilo, al igual que al rubio antioqueño cuando pasó a la pista y luego a la ruta, le fue bien. "Corrí en tres campeonatos mundiales e incluso hice amigos, en su mayoría antioqueños", cuenta feliz el pedalista que ayer estaba en El Retiro en la casa de Eddie Andrés Rendón, otro de los ciclomontañistas que le han metido muela a la ruta.
El presente de Camilo se hace amplio, por cuanto su trabajo en la carretera lo mostró el año pasado como un cazador de etapas, esas que logró con la divisa del elenco boyacense de Ebsa, con la cual incluso fue líder parcial de la Vuelta a Chiapas, en México.
Una de las victorias más recordadas la obtuvo en la Clásica de Antioquia, al aprovechar un descuido de sus rivales cerca a Bello.
Sus progresos en la ruta lo presentan como una inquietante opción para la contrarreloj, modalidad que le fascina, como si tuviera un computador entre las manos, para sacarle jugo y entretenerse, algo así como si el pasatiempo se convirtiera en una profesión.
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