Objeción significa que existe "un inconveniente a un plan o idea", y conciencia nos habla del poder de "conocer y reflexionar sobre la conveniencia o inconveniencia de aplicar un conocimiento por su moralidad".
La objeción de conciencia protege a la persona que no acata algo que se desfigura por malos hábitos o pérdida de claridad sobre la ruptura de los propios principios y le lleva a actuar de manera visceral. La conciencia tiene valor normativo cuando se tiene certeza de algo y seguridad de la verdad; es decir, que hay conformidad con el juicio práctico interno y la verdad objetiva expuesta en el Decálogo.
La objeción de conciencia responde al deber que tiene todo hombre, desorientado o confuso, de "obedecer a Dios antes que a los hombres". La ley natural inscrita en el corazón humano es una ley que custodia la propia conciencia y no permite que existan discrepancias entre la voz del hombre y la voz de Dios. Respetar la conciencia obliga a todos los médicos y a todo profesional responsable del bienestar de la sociedad.
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