Ella es explosiva. Él es calmado. Ella lo puede batir en tenis, pero él es indestronable en Golf. Ella puede acostarse a las 3:00 a.m., luego de una sesión de Mario Bros intensa y él puede quedarse en vacaciones practicando en casa para perfeccionar el Guitar Hero. Ambos pueden pasarse horas, y hasta fines de semana, dominando la tonada de Aerosmith o de Metallica.
Sara Jaramillo Klinkert, comunicadora, y Juan Roberto López, odontólogo, son novios y lo que más les gusta compartir en pareja es el control de un Wii. Pero, ¡atención!, que aquí no hay disputas, sino pura complicidad.
Sus programas con amigos incluyen cocinar, conversar, pero seguro terminan en una partida a cuatro. Últimamente, la diversión mayor es armar la banda musical, esa con bajo, batería y karaoke para cantar a todo pulmón.
Para "no hacer el oso", ensayan en largas jornadas en las que se ríen, gritan y hasta miran videos de expertos en YouTube.
Sara queda con dolor de ojos, porque ha descubierto que no parpadea; y los dos terminan sudando, porque se mueven como locos y hasta se suben a saltar a la cama.
Sin misterio, Sara invita a pasar a la habitación que comparten. Allí está el Wii y un televisor de 42 pulgadas. Cuando prenden la sesión son resistentes al mostrar el score : aspiran a perfeccionarse, claro, y no dudan en competir entre ellos.
A veces Sara llama al consultorio a "Juanro", como le dice, con cariño, y le pilla practicando, entonces no tiene paz. Tiene que sacarle ventaja, se dice.
Ese espíritu competitivo no la abandona. Ella cree que la causa de esa fiebre reside en haber vivido con cuatro hermanos, aficionados a los juegos en todas las consolas.
Pero, rememora aún más lejos, y recuerda que cuando era pequeña y le daban crisis de asma, su mamá la dejaba quedarse en el cuarto con la consola para ella sola.
Era de las pocas veces que tenía esta dicha, y sí que la supo aprovechar. Es fan del popular plomero de Nintendo del que se conoce toda su evolución. Aunque se ha reinventado, en esencia, sigue siendo el mismo, precisa.
Y cuando a ella le da por saltar champiñones de la mano de Mario, a Juanro no le queda más alternativa que dejarla, porque él prefiere en estos casos, Metal of Honor.
Entre sus planes está extender la "familia Wii" a las opciones de deportes extremos o Wii Fit, pero van por pasos, porque creen que este mundo de los videojuegos es tan costoso como todo lo que rodea a la Barbie.
Por ahora disfrutan la actividad juntos, como también salen a hacer ciclomontañismo o van a cine. En realidad jugar se convierte en una forma de hacer algo distinto en pareja. Lo que disfrutan con el control del Wii en la mano.
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