Lo que faltaba es que la identidad de las personas sea ahora asunto de reciclaje, pues no de otra forma se entiende que la Registraduría de Malambo, en el área metropolitana de Barranquilla, haya botado, al parecer, más de dos mil cédulas a la basura.
Por error de algún funcionario, en el basurero de esa población fueron encontradas cédulas viejas, además de algunos comprobantes de cédulas nuevas.
Resulta peligroso que la identidad de los ciudadanos, vivos o muertos, esté ahí entre la basura, a la mano de quien quiera asumirla de nuevo, con alguna intención.
Mientras tanto, en la Registraduría Nacional, de más de 25 millones de cédulas tramitadas en el primer semestre, hay más de tres millones sin reclamar.
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