La noticia es buena por donde se le mire. La hicieron jóvenes, que son además investigadores; fue producto de la unión de centros académicos de la ciudad y, por si fuera poco, aprovecha un material orgánico que abunda en la región: los desechos del cultivo del plátano.
Nos referimos al premio Pro Hábitat Corona, en la categoría de ingeniería, que acaba de recibir la Pontificia Bolivariana y Corbanacol, por sus estudios sobre el aprovechamiento de los residuos de plátano en la construcción de tableros prefabricados.
Una investigación que tiene amplios beneficios medioambientales y en la calidad de vida de la zona de Urabá, así como una fuente de recursos para cientos de familias que se dedican al cultivo del plátano. Una noticia que impulsa el ímpetu de los jóvenes investigadores.
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