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Crítica destructiva o el arte bajo ataque

El caso más reciente de ataque a una obra de arte fue contra la Libertad, de Delacroix. No ha sido el único.

19 de febrero de 2013
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Por rabia, por pasar a la historia, porque sí o porque no, porque les gusta el vandalismo... las obras maestras despiertan el respeto de las grandes mayorías, pero de vez en cuando hay alguien que tiene que decir algo sobre estas y no solo con palabras.

Hace un par de semanas una activista estadounidense escribió "AE911" sobre el lienzo de La libertad guiando al pueblo, de Delacroix. No fue ese el primer caso... y quizá no sea el último.

Pacientes psiquiátricos, despistados visitantes de museos y activistas políticos se cuentan entre los atacantes de cuadros y esculturas, como la famosa Sirenita de Copenhague, que en varias ocasiones han decapitado. Aquí, otros casos:

1. La ronda nocturna de Rembrandt
Tres veces ha sido atacada esta obra del pintor holandés. Y las tres por pacientes psiquiátricos. La primera vez fue en 1911, cuando un exchef intento cortarla, pero solo rayó el barniz. En 1975 un hombre aludió que Jesús le había pedido cortar el cuadro y sí que lo rasgó, aunque se pudo restaurar. Y en 1990 un hombre le roció ácido, pero sin mayores consecuencias.

2. El actor, de Pablo Picasso, y la maestra
No todos los ataques contra obras de arte son de mala fe. El 22 de enero de 2010 una maestra que guiaba a sus alumnos por el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, tropezó y fue a parar sobre el cuadro del malagueño, (pintado entre 1904 y 1905), causándole una rasgadura de 15 centímetros de largo.

3. Una mujer, el voto y un Velásquez
¿Qué culpa tiene La venus del espejo, de Velásquez, pintada en el siglo XVII, con la negativa del derecho al voto de las mujeres en el Londres de 1914? Pues para la activista Mary Richardson acuchillar la obra del español fue una manera de protestar tanto por su legítimo derecho a elegir como por la detención de la líder de las suffragettes, Emmeline Pankhurst.

4. La piedad bajo el martillo de un atrevido
Lazlo Toth era el nombre. Húngara, la nacionalidad. 1972, el año. El hombre saltó sobre La Piedad, de Miguel Ángel, en la Basílica de San Pedro, y con un martillo de geólogo le arrancó el brazo y destruyó su nariz y los párpados. El hombre gritó: “Soy Jesucristo, Soy Jesucristo”. La consecuencia es que en la actualidad La Piedad está tras un vidrio que, incluso, resiste las balas.

5. Si es un orinal, que se orine en él
Al menos eso opinó el francés Pierre Pinoncelli, quien en 1993 decidió hacer pipí en una de las siete copias de La fuente, de Marcel Duchamp, considerada por muchos como la obra más influyente del siglo XX. Su idea era darle una nueva vida a la obra y bajo ese argumento defendió su proceder. En 2002, Pinocelli se amputó el dedo meñique para exigir la liberación de Ingrid Betancourt.

6. La monalisa, diana siempre buscada.
Los ataques contra la obra de Leonardo Da Vinci son varios. En 1956 un hombre le roció ácido. Ese mismo año un pintor le tiró una piedra que pegó en el codo izquierdo de la mujer dibujada.

En 1974, en una itinerancia de la Gioconda por Tokio, una mujer le arrojó pintura con un aerosol, pero no llegó a dañarla. Hoy, la obra está tras un grueso cristal blindado y nunca más volvió a salir del Louvre. Sin embargo, en 2009 una rusa le lanzó una taza que había comprado en la tienda del museo.

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