Si sólo fueran cuarenta días. Son las pesadillas terribles de las cuarenta noches, las que hacen que Luz Amparo Mira Castaño abra los ojos y, aún perturbada, se levante a buscar un tinto y un cigarrillo.
Entonces se va para la casa de unos vecinos a esperar a que el reloj corra. No ve noticieros desde aquel viernes 29 de mayo, en la noche, que su hija Yudy Alejandra Castillo Mira, dijo que se iba con su amiga de toda la vida para una finca en Santa Fe de Antioquia.
No ve televisión porque prefiere que, para bien o para mal, sean los santos los que le traigan las pistas que la conduzcan a su hija. "Por las tardes, me encierro a leer la Biblia, a pegarme del rosario y de Diosito", dice sentada en la sala de su casa, con los ojos a medio pintar.
En el hogar de Laura Cristina Echeverri, otra de las desaparecidas, el tiempo también ha pasado lento y pesado. Cuando Daniela, su hermana mayor, toma un bus en dirección al Centro de Medellín, inevitablemente piensa que va junto a Laura.
Daniela ha regresado varias veces, en solitario, a una cafetería cerca de Junín, donde juntas iban a desayunar. Laura pedía sin falta, recuerda, algo que a su juicio resultó siempre una extravagancia mañanera: bandeja paisa con pollo.
Hay que ver los enormes ojos verdes y las líneas de expresión de esta joven de 18 años, para darse cuenta que con su hermana apenas se llevaba un año de diferencia.
Para Beatriz Elena Saldarriaga Gómez, madre de Jennifer Puerta Saldarriaga, la tercera joven extraviada, estos días tampoco han sido precisamente los más venturosos. "Esto nos está matando lentamente", es lo primero que dice.
Del caso, Beatriz conoce lo que sabe todo el mundo, luego de que el pasado 9 de junio, el personero de Medellín, Jairo Herrán Vargas, diera su versión a los medios de comunicación.
Esa que apunta a que las tres jóvenes se subieron a un Mazda 6, blanco, en compañía de un hombre identificado como Diego Alejandro Mejía Parra, conocido con el alias de '28' y de quien tampoco se conoce su paradero.
Es en este punto en el que se enreda la pita. "Mi hija estaba en una tienda, lo supe mucho después, con un muchacho que es allegado a la familia de '28'. Él llegó en el carro con las otras dos niñas y preguntaron quién quería dar una vuelta con ellos. Solamente Jennifer aceptó", dice.
Beatriz asegura ser consciente de que nadie obligó a su única hija a subirse al carro, pero también argumenta que Jennifer era una niña de casa, diferente a lo que se ha rumorado.
En cuanto a las investigaciones, dice que hace falta más acompañamiento de los medios y que la Policía debería ofrecer una recompensa por información, como ha sucedido en otros casos de desaparición recientes.
Al respecto, el personero de La Estrella, dijo ayer, en el marco de un pequeño plantón que se realizó en el parque de ese municipio, que la información suministrada por el Personero de Medellín no es oficial, pues no es competencia de esa jurisdicción.
Es por eso que Beatriz, armada de una convicción casi telúrica, dice que su hija aún está con vida, y que esto no es más que una prueba que le encomendó mi Dios.
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