"Esta (sic) prohibido a los conductores de vehículos participar en actividades comerciales o benéficas a doscientos (200) metros a la redonda de semáforos, señales de tránsito, paso a nivel, paso peatonal (...), separadores, berma, (...) paraderos, (...) puentes y en las zonas destinadas a la circulación de (...) vehículos". Reforma al Código de Tránsito (ponente: senador Jorge Pedraza).
Carta redactada a partir del testimonio de un afectado:
"Soy discapacitado. Una semana antes de cumplir un año de edad sufrí poliomielitis. Mis dos piernas crecieron deformes y de menor tamaño. Hace tres años vivo, en Medellín, de vender chicles en el semáforo de la calzada occidental de la Avenida Los Industriales, en la glorieta de Monterrey.
A veces tengo oportunidad de ubicarme en el semáforo que está debajo del puente elevado, para protegerme del sol y del agua. Pero son pocas veces porque ahí trabaja una colega (discapacitada) y fuera de eso como es mujer...
Vivo en el barrio Robledo-Aures, en la ladera occidental de Medellín (comuna 7). Con mi silla de ruedas me subo por la parte de atrás de los buses, que me dejan viajar gratis. Luego en el Parque de Berrío tomo el metro, que me cuesta $950, con mi Tarjeta Cívica. Trabajo de 8:30 a.m. a 6:00 p.m.
En promedio, debo vender 100 cajitas de chicles al día, a $200. Son $20.000. Pero el almuerzo y el desayuno me valen $5.500 y la materia prima $5.500. Mal contados, con el pasaje, son $12.000 en gastos. Y aunque donde vivo no me cobran arriendo, aporto para los servicios y la comida.
Se me olvidaba: me llamo Alexánder Molina de la Osa, tengo 26 años. Apenas pude estudiar hasta quinto de primaria y por eso, además de discapacitado, tengo poco estudio para competir por un trabajo estable, formal. De hecho, nunca lo he tenido.
Señor congresista Pedraza, aquí hace mucho calor. Hoy 26 de junio, a las 11:45 a.m., estamos a 30 grados (y en la tarde cayó un aguacero). Uno se enferma mucho con esos cambios de clima y con la contaminación de los carros en el semáforo. Sobre todo los camiones y los buses lo dejan metido a uno en una nube de polvo y en un humero.
La mayor parte de los chicles que vendo me los compran los señores y las señoras que manejan. Uno con los pasajeros casi nunca se entiende. En Medellín somos muchos limitados físicos en la calle. Allí no más, en el otro semáforo, se hace un muchacho que está con los pies buenos, pero sin manos.
Doctor Pedraza y señor Presidente Uribe, si firman esa norma yo les pido que se acuerden de nosotros y nos den un trabajo pa'subsistir, pa'sobrevivir. Los limitados pobres como yo dependemos de este sustento. Gracias".
Son admirables nuestros Padres de la Patria. Tan desentendidos y poco amorosos con sus hijos más débiles.
Pico y Placa Medellín
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