Un espía más, pero no uno cualquiera. No chuza teléfonos como los colombianos, ni se cita en un parque como los americanos. No.
En el sitio más insospechado ocurre todos los días una tarea de espionaje: El tronco de un árbol. No se trata de pasarle información a otro agente encubierto, sino de la propia supervivencia.
Sí, la termita de la madera seca Cryptotermes secundus, espía a su más cercano y agresivo competidor subterráneo, la termita Coptotermes acinaciformis, para evitar contacto con ella. El dato fue reportado no por una agencia del recontraespionaje, sino por científicos del centro de ciencia de Australia (Csiro) y la Universidad New South Wales en la Australian Defence Force Academy.
Resulta que las dos especies se alimentan de la madera seca y pueden coexistir en el mismo árbol, pero mientras las colonias de la primera contiene cerca de 200 individuos confinados en un mismo árbol, las colonias de la Coptotermes, la termita dominante en las maderas australianas, está integrada por cerca de un millón de individuos, incluidos miles de soldados agresivos, y pueden alimentarse en 20 árboles simultáneamente.
"Sabíamos que las termitas masticadoras generan vibraciones que utilizan para determinar el tamaño de la madera y su calidad, por lo que parecía posible que una especie pudiera detectar la otra empleando tales vibraciones", explicó el entomólogo Theo Evans.
Los científicos encontraron que Cryptotermes utilizan las señales vibratorias para distinguir entre sus propios individuos y los de la otra especie.
Como esas señales se mueven rápido a través de la madera y pueden ser detectadas a la distancia, las especies vulnerables tienen una ventaja con el espionaje porque pueden detectar a sus agresivos parientes sin tener que entrar en contacto con ellos.
Esa ventaja quedó en claro cuando durante un ensayo en el que Coptotermes hicieron un túnel de 20 milímetros en un bloque de madera y mataron todas las Cryptotermes.
Ambas especies se comen el corazón de la madera y se encuentran entre las pocas termitas que atacan edificios. Se estima que 85 por ciento de los árboles australianos están infestados con Coptotermes.
Estas termitas llegan a los árboles a través de sus raíces y la tubería arbórea que van realizando es la que suministra el material para la elaboración del didgeridoo, un instrumento musical de los aborígenes australianos.
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