El duelo para la familia Guevara Castro apenas empieza. Ana María Guevara, hija del teniente coronel Julián Ernesto Guevara, fallecido en cautiverio en enero de 2006, se duele de no haberle dado un abrazo de despedida a su padre, porque "se llevaron la vida y nos entregaron la muerte".
El dolor de los seres queridos del uniformado parece ser un capítulo que se cierra, pues para ellos terminó la incertidumbre de no tener su cuerpo y al menos tienen ahora una tumba donde podrán visitarlo.
En el centro religioso de la Policía Nacional, donde fueron velados ayer los restos mortales del teniente coronel, su hermano mayor, Jorge Guillermo Guevara, lamentó que "todo hubiera terminado así" y que el uniformado no hubiera regresado con vida de su secuestro.
"Como mi mamá lo ha expresado, lo que se quiere es cerrar un capítulo de nuestras vidas, dándole la sepultura que se merece Julián. Nosotros ya perdimos en esta guerra, pero la vida continúa", señaló Jorge Guillermo.
Dolor de hija
Ana María Guevara, a sus 18 años, ha tenido que crecer sin papá, ni mamá, aunque su abuela, doña Emperatriz Castro de Guevara, siempre ha sido la figura materna y a quien más adora y admira en el mundo.
"Se llevaron la vida y nos entregaron la muerte. No nos duele tanto que no este acá, nos duele no haber podido estar con él cuando se fue, nos duele no haber podido sonreír con él. Pero sabemos que en el cielo nos están esperando nuestros seres queridos que se nos han ido. El lugar de mi padre debe ser muy grande en el cielo ya que fue una muy buena persona y por eso se merece el respeto y la admiración de todos", sostuvo Ana María.
Esta estudiante de arquitectura relata que aseguró que a su mamá, doña Emperatriz Castro de Guevara, es la persona que más admira en toda la Tierra.
"Es una mujer muy fuerte, sincera e íntegra. Le ha costado trabajo soportar el dolor, pero ella es muy devota de la virgencita, y por siempre mi abuela es y será mi mamá", sostuvo la joven, quien cuando tenía apenas 6 años dejó de ver a su papá.
Buen amigo, hijo y padre
Uno de sus amigos, el coronel Juan Francisco Peláez, actual comandante de la Policía de Tránsito de Bogotá, recordó los tres años de escuela que compartieron al ingresar a la institución, en 1987.
El oficial dijo que Guevara siempre se destacó por ser una persona "alegre y amigable" y que "animaba" a los uniformados que venían de otras ciudades.
El uniformado relató que guevara siempre se destacó por ser "un excelente amigo y oficial".
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