Siempre supo que era un empleado de la empresa. Por eso, cuando pasó de gerente a técnico y luego a asistente, pues no le dolió.
"Me decía 'El circo tiene que continuar' y eso hacía yo... El circo seguía conmigo de técnico", explica Carlos Papi Peña, uno de esos entrenadores interinos, modalidad que cada vez se ve más en el fútbol colombiano.
Desde la época de "upa", cuando los de nombres como Roberto Benitín Urruti (Quindío) y Óscar Severiano Ramos (Cali) se veían cada año agarrando a equipos eliminados, el puesto del interinato ha sido muy esperado por el debutante, pero algo incómodo para el que lleva años en la profesión.
Uno de los casos es el de Jaime Arroyave, el "Pantalonudo", que agarraba el banquillo de Millonarios cada que el médico Gabriel Ochoa Uribe tenía problemas con la dirigencia.
"Fue siempre un honor estar para Millonarios, dirigir a grandes jugadores. Pero Millos se parece más a un dinosaurio: fue grande y ya no existe", dijo Arroyave en un homenaje que se le hizo en el Nacional de microfútbol.
Él fue un paradigma de interino, pues además de mantener a flote el equipo profesional, se encargó de descubrir talentos desde su profesión, como Willington Ortiz, Jaime Morón, Delio Maravilla Gamboa y Senén Mosquera.
El modelo se ha repetido por años, desde el Dorado, cuando los jugadores se convertían en técnicos (José Manuel Moreno, Néstor Rossi, entre otros), hasta la actualidad, pues la nueva ley no permite que un técnico esté en dos clubes diferentes en el mismo campeonato.
Para el Papi Peña, quien agarró por primera vez al Junior en 1974, su labor no era quedarse en el puesto. "Era la de ayudar en lo que más pudiera al entrenador que se iba y al que llegara. Algunas veces me dejaban mucho tiempo, si el equipo iba bien, o poquito si ya tenían reemplazo", recuerda el hombre que hoy trabaja con el municipio de Barranquilla.
Para otros la incomodidad siempre existirá. Para José Fernando Santa, ahora encargado de Nacional por tercera vez en su carrera, la idea de ser el titular siempre está.
"No deja de existir una incomodidad porque uno siempre quiere darle lo mejor al equipo y sé que los números me respaldan", explica Santa, quien tras la salida de Carlos Navarrete estuvo como entrenador titular (2006) y tomó las riendas luego de la salida de Gabriel Jaime Gómez (2008).
La realidad habla de que el interino es como el empleado de confianza, que sirve para apagar el incendio, pero que muchas veces no llega a ser el bombero. Y en Colombia, los incendios son cada vez más grandes.
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