El arte de Alfonso Borragán se concreta a través de un performance mediante la fosfofagia, que se produce con un juego de luces y aire, que llega por los ojos, ingresa por la boca y se instala en la mente.
¿Qué quiere comunicar a través de su arte?
"Quiero hablar de la capacidad que uno tiene de desvelar cosas intangibles. El trabajo que hago busca eso. Por ejemplo, medir la velocidad a la que puede fluir la información en India, pero hacerlo a través de la comida y de una serie de sorpresas que la gente no espera. Como artista no puedo imponer nada, puedo sugerir de lejos para ver si hay alguien cerca. La comida para mí es un medio muy fuerte para atraer a las personas. Por ejemplo la invisibilidad. Las personas se suelen prestar para mis intervenciones, pero la inmunidad que se rompe es increíble, creo que es una cosa de confianza y fe. Mi trabajo no funciona si no hay fe".
¿Cómo es la invisibilidad?
"Primero, porque uno no ve lo que está comiendo y la fosfofagia son ingestiones de luz, se come comida fosforescente. Eso es pura invisibilidad, la gente viene a comer aire y el aire tiene sabores, pica en la lengua, modifica el cuerpo, te hace llorar, te adormece".
¿Cómo viven las personas sus exposiciones?
"Creo que lo que ocurre primero es la idea de juego, ellos están en una situación que parece normal, pero que los saca de la realidad. La situación te abre la puerta, te pone zancadilla y abre las puertas para una experimentación más intensa. La gente es honesta, le gusta explorar, se olvida de la timidez".
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