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El bacán detrás del telón

19 de diciembre de 2008
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Como si fuera un día común y corriente en su vida, sin ninguna señal de estrés, Juanes llegó a la habitación 701 del Hotel Intercontinental, a las 4:30 de la tarde. Y con él, su mamá, su esposa, sus hijas, su mejor amiga y sus sobrinos.

Afuera, los encargados de la logística no paraban de moverse y de revisar que no les faltara nada, mientras que Juanes, adentro, se reunía con David Nassar, promotor de la Marcha Mundial por la Paz, con el fin de apoyar este súper proyecto, sin ningún signo de afán.

A las 5:30 p.m. el cantante se cambió de ropa y les recordó a los niños que debían entrar al baño antes de salir, y llamaba mi rock star a su hija Luna, debido al peinado que le acababan de hacer en la peluquería.

Todo estaba listo para salir, pero esta vez Juanes no quería llegar en su camioneta y pasar desapercibido, como lo hizo hace tres años, sino que pidió dos buses para él y su familia.

A la salida del hotel lo estaban esperando los fanáticos y algunos de sus amigos más queridos como el futbolista, Chicho Serna; el ex gobernador, Aníbal Gaviria y su esposa, Claudia Márquez, y Víctor Aristizábal.

Aunque sabía que era hora de partir, se tomó su tiempo para conversar, tomarse fotos y firmar autógrafos.

Luego se aseguró de que sus familiares estuvieran montados en los buses y se subió, pero no adelante con su esposa Karen (o con la gorda, como él le dice), sino en la banca de atrás con su hija Luna, que lloraba de ganas de abrazar a su papá.

Al llegar al sitio del espectáculo salió detrás de Eva, su asistente personal, y luego se quedó para ayudar a bajar a sus hijas.

De camino hacia los camerinos se detuvo un rato para atender a los periodistas y saludar a los que habían corrido con más suerte de llegar hasta ese lugar reservado para verlo.

Cuando faltaban menos de 40 minutos para que el concierto empezara, el cantante recorría los pasillos de los camerinos calentando la voz, haciendo interrupciones para jugar con sus hijas y saludar a los que iban entrando y hasta tuvo el valor de reconocer que en ese momento ya sí sentía nervios.

Cuando comenzó el show del grupo Cantoalegre, no aguantó la ansiedad y prefirió salir y esperar detrás del escenario, acompañado de sus hijas y sus sobrinos.

El bacán, el hijo de Alicia, no dejó de sonreír y de demostrar esa energía única, la energía de la sencillez.

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