Cómo es posible que un personaje preparado a lo largo de una vida para gobernar, dotado de experiencia en la función pública y el periodismo, comprometido con un proyecto político de Buen Gobierno, llegue a la mitad del mandato con una reprobación del 48% en las encuestas y una evidencia de ineficacia y bloqueo operativo tan inquietante.
El caso del Presidente Santos es insólito. Subvierte la lógica. Muestra un extenso catálogo de contradicciones. La dilapidación de un capital político enorme (lo elegimos con más de nueve millones de votos) tiene muy pocos antecedentes en el país y el mundo. Ha contado con casi todo a su favor, diría que hasta con la oposición. Pero ha actuado con habilidad misteriosa para voltearlo todo en contra, mientras confía en la solidaridad de los presuntos nuevos mejores amigos del vecindario y de los que fueran sus más acerbos contradictores.
Sin entrar en detalles, el máximo error presidencial ha sido el frenazo prematuro de la estrategia de seguridad democrática, de la cual fue coartífice exitoso. Pensar que ya se había consolidado ese propósito esencial y podía archivarlo para saltar de la noche a la mañana a la Prosperidad ha sido un disparate fatal. Esto explica el desencanto y la frustración ciudadanos, el sensible aumento de la desconfianza y el desaliento de la fuerza pública. Las dos encuestas recientes comportan un voto de censura que, en un sistema parlamentario, podría implicar elecciones anticipadas y revocación del mandato.
Al paso que andan, las cinco locomotoras (infraestructura, vivienda, agro, minería e innovación) van a servir de adornos estáticos, así como las primeras maquinitas del ferrocarril son monumentos legendarios en la entrada de las ciudades. Un ejemplo significativo enseña la inercia oficial: La virtual parálisis en materia de innovación, ciencia y tecnología. El país dispone de una ley avanzada (1286 de 2009), que fortalece la inversión presupuestal para fomentar el desarrollo científico y tecnológico. Pero está convirtiéndose en letra muerta.
Con las firmas de centenares de universitarios, se ha exhortado al Presidente “a revelar su voluntad política para fortalecer a Colciencias y liderar la salvaguarda de la institucionalidad propia del sector, buscando una recuperación de la confianza y la credibilidad por parte de la comunidad científica y de la clase empresarial”. Del gobernante se espera una respuesta tan convincente como lo eran sus buenas intenciones, que evite el colapso en un sector fundamental para la generación de nuevo conocimiento y la superación del subdesarrollo.
¿Dará Santos el timonazo que enderece no sólo la popularidad sino el Buen Gobierno y reivindicará su proyecto quíntuple de prosperidad con obras y realizaciones? Mientras el estado de cosas cambia, ojalá para bien de todos, lo que está pasando en diversos escenarios es desconcertante.
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