Al exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn (DSK), le fueron retirados ayer los siete cargos que pesaban sobre él por la presunta violación de una empleada del hotel Sofitel de Nueva York.
El juez Michael Obus aceptó la recomendación de la Fiscalía y DSK quedó en libertad, pese a que la Policía sí pudo establecer que él sostuvo una relación íntima con Nafissatou Diallo, la mujer guineana que lo denunció por violación.
El argumento del juez fue lapidario: la única testigo, esto es la camarera víctima del abuso, "es poco creíble".
Ha pesado más el poder de DSK que la justicia, y las protestas que se vivieron ayer en plena audiencia ante el Tribunal Supremo de Manhattan no fueron más que gritos desesperados en medio del silencio de las leyes.
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