¿Es justificado el revuelo causado por no haber encarcelado al señor Fabio Salamanca, quien conduciendo ebrio mató a dos mujeres y dejó incapacitado de por vida al conductor de un taxi? Claro que sí. Plenamente justificado. El ejemplo es nefasto para la sociedad. Muchos se ratificarán en su opinión de que conducir borracho y matar gente no tiene consecuencias judiciales.
Ahora bien, ¿violó la ley la jueza que lo dejó libre? No. Tiene respaldo jurídico en la teoría penal. Tiene razón en que la histeria mediática no puede ser la que decida quién debe entrar a la cárcel y quién no.
En el caso de Salamanca, además, hubo flagrantes errores en el procedimiento policial en el lugar del accidente. Aparte del drama de las familias de las víctimas, el de los borrachos homicidas es un drama social. Y ni la ley penal ni quienes la aplican han sabido estar a la altura del reto.
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