Hoy en día se está presentando una modalidad de alquiler de fincas, ya sea para su sostenimiento, que es costoso, o por bancarrota, sin posibilidad de venta rápida.
Resulta que muchas de esas fincas no son fincas, sino finquitas de media cuadra o menos, y los "arrendatarios" entre 20 y 25. "Alquiler que les sale a huevo".
Llegan armados de equipos de sonido del tamaño de neveras con todo el volumen posible y durante los dos o tres días de infierno en que hay que soportarlos, día y noche, no respetan el descanso o la tranquilidad de los vecinos que están a su alrededor. Uno va a una finca a divertirse pero también a descansar.
Agregado a este tormento llegan los cuatriciclos, o daña caminos, o daña terrenos o monstruos de cuatro ruedas, con sus ruidos, sin control del tránsito y con sus destructoras ruedas. Barren el lleno o cascajo con sus brechas, que dejan aquí, pues no saben que para eso deben existir terrenos especiales. Lo que va a pasar con el tiempo es que todas esas bellas zonas turísticas van a ser invadidas por este tipo de gente.
Creo que a esto hay que ponerle control antes de que sea demasiado tarde para quienes arriendan.
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