Lo de ayer es para repetir en todos los clásicos: directivos de ambos equipos preparando el terreno, jugadores juntos sembrando los árboles, miembros del cuerpo técnico abrazándose y deportistas compartiendo la misma camiseta blanca y apostándole a la sana convivencia.
Ese marco de confraternidad dentro de la cancha fue determinante para que el clásico 278 sí fuera un oasis de paz y sinónimo de respeto en las graderías del estadio Atanasio Girardot, donde el Creador se unió a la causa poniendo a celebrar a las dos hinchadas en el empate 1-1 con los goles de Francisco Nájera y Germán Cano.
"La vida no está en juego", fue la frase más celebre de las tantas que se exhibieron en el escenario y los asistentes entendieron el mensaje al pie de la letra, porque esta vez las agresiones no se vieron.
Uno de los más satisfechos con el hecho fue el estratega Pedro Sarmiento, quien destacó que el fútbol volvió a demostrar que sirve para unir a la gente y alejar la violencia", la misma que se desterró del estadio con "el mensaje "sea Medellín o Nacional el ganador, respetemos la vida del hincha por favor".
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