Un olor particular a humedad parece dejar constancia de las vivencias ancestrales acontecidas en cada uno de los rincones de la antigua casa que, ahí en medio del barrio, representa una verdadera reliquia.
Aunque sus pasillos ya no los recorre nadie que de cuenta de aquellos relatos memorables, el lavadero de piedra en la mitad de la cocina, los altos techos que le dan frescura y las paredes hechas en bahareque dan fe de una historia no menor a los 100 años.
Sin duda, una verdadera joya arquitectónica, que constituye una pieza fundamental del patrimonio de la ciudad. Así la cataloga Cecilia Echeverri, vecina de la vivienda, ubicada en la carrera 43B del sector de Manila, en El Poblado, que según explicó, es una de las calles más antiguas de Medellín.
Y es que si algo tiene bien claro esta artista, quien reside hace de 50 años en el barrio, es que la zona, donde todavía se aprecian casas antiguas, es una de las que guardan los recuerdos más representativos de la ciudad.
Sobre todo, los de aquella época en la que en vez de las grandes avenidas y centros comerciales, el verde de las montañas aún era el elemento más imponente del paisaje urbano que apenas empezaba a perfilarse.
Conservar la historia
El antiguo diseño que antes se apreciaba en El Poblado, está desapareciendo, afirmó Cecilia.
Ahora, aseguró la líder, hay quienes pretenden borrar el legado histórico de la urbe para abrir el camino hacia el futuro.
Y es precisamente con la intención de evitar que desaparezcan las huellas del pasado que Cecilia conformó un grupo de defensores del patrimonio, cuya labor es convertirse en veedores de estos espacios y luchar por su conservación.
"La idea es que cuando pongan a la venta estas casas en vez de demolerlas para construir un edificio moderno, las usen y las cuiden", señaló la artista.
Pero su propuesta va más allá. Ella no para de soñar con poder convertir en realidad un proyecto en el que ha trabajado durante 12 años y que consiste en transformar la carrera 43B, en la Vía del Carretero: un lugar donde se exhibiría lo mejor de nuestra cultura.
"Sería un corredor cultural donde se reúnen todos los elementos que tiene esta vía por la historia y que se convertiría en un referente con potencial turístico", explicó.
El proyecto, comprendería un tramo de un kilómetro, donde habría un museo del café, que sería la mayor atracción del lugar.
Aunque Cecilia es consciente de que en el camino aparecen obstáculos, como el temor de algunos vecinos de que al clasificar sus viviendas como patrimonio ya no puedan comercializarlas, está segura de la viabilidad de la iniciativa que traería un gran progreso para este sector.
A su idea solo le falta el apoyo de la administración municipal o de otras entidades que, como ella, estén comprometidas con este ideal de ciudad.
Un sitio donde las personas reconozcan el valor de la historia y luchen por protegerla, puntualizó la líder.
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