Pensaba que la muerte es probablemente la mejor invención de la vida, el agente de cambio que retira del camino lo viejo para dar paso a lo nuevo. Para él, recordar que pronto iba a estar muerto era la herramienta más potente que encontró para impulsarlo a tomar las grandes decisiones de su vida. Y saber que iba a morir era la mejor manera que conocía para evitar la trampa de pensar que siempre hay algo por perder. Por eso no le temía al fracaso. Siempre hay que estar arriesgándose a fracasar, decía. Si no, jamás se consigue un sueño. Enseñanzas de los grandes maestros del Zen, a los que él tanto amó. Con razón, de joven, viajó a la India buscando la luz.
No le interesaba ser el hombre más rico del cementerio, sino irse a la cama cada noche pensando que ese día había hecho algo maravilloso. En sus 56 años de vida, nunca pudo terminar una carrera universitaria porque no le encontró sentido a que sus padres, que eran dos trabajadores, gastaran todos los ahorros de sus vidas en pagar sus estudios. El resto de sus días en la universidad los dedicó a estudiar caligrafía. En principio no supo para qué le serviría hasta que eso volvió a su mente cuando inventó el Macintosh, el primer computador personal de estos años dotado de una bellísima tipografía.
Pero hizo cosas más grandes: con los dólares que consiguió vendiendo su camioneta Volkswagen, financió la empresa que montó con un amigo en el garaje de la casa de sus padres. Con ella reinventó los computadores personales y el mundo de la tecnología por lo menos cinco veces. También creó dos veces Apple, uno de los gigantes de la industria informática de hoy.
Convencido de todas estas cosas y trabajando hasta el último día, murió esta semana después de batallar siete años contra un cáncer. Lo llamaban el John Lennon de la tecnología. Según la revista Dinero , "tuvo una vida de artista atormentado, que en lugar de pinceles, vinilos y lienzos encontró el vehículo para su arte en circuitos, chips y pantallas táctiles". Se llamaba Steven Paul Jobs y nació en el Valle del Silicio, en California, en 1955, hijo de una muchacha universitaria soltera que decidió darlo en adopción a una pareja de trabajadores que estaban ansiosos por ser padres. Ella puso una sola condición: que tuvieran educación universitaria. Al final, acabó por aceptar que fueran ellos los que se ocuparan por el resto de sus vidas de la vida de su hijo.
Dos veces estuvo en Apple, dirigiendo sus destinos: la primera, cuando la creó junto con su amigo Stephen Wozniack; la segunda, cuando años después de ser despedido por sus compañeros y socios, regresó como consultor. La causa: Apple había comprado Next, otra compañía fundada por él y dedicada a la innovación. "El alcance del genio de Jobs va mucho más allá de los productos de Apple, mucho más allá de iTunes Store y la revolución digital en la música, y mucho más allá del iPhone y el iPad. Steve Jobs tocó el alma de las personas, así no lo sepan o no lo admitan" dijo Luis Andrés Iregui en la revista Enter . Palabras sabias.
El día de su muerte, los periodistas hicieron una lista de las frases suyas más recordadas: "Casi todo -las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo a hacer el ridículo o a fracasar- desaparece de cara a la muerte y queda lo que es realmente importante".
"Tu tiempo es limitado. No lo desperdicies viviendo la vida de otra persona. No te dejes atrapar por el dogma de vivir con lo que resulta de los pensamientos y las ideas de otros. No permitas que el ruido de las opiniones de los otros silencie tu voz interior".
"La única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. No te conformes. Como todo lo que tiene que ver con el corazón, te darás cuenta cuando lo encuentres".
"En el vocabulario de la mayoría de las personas, el diseño significa barniz. Es decoración de interiores. Es la tela de las cortinas y del sofá. Pero, para mí, el diseño es el alma de la creación de un hombre que termina expresándose a sí mismo en una sucesión de capas exteriores de un producto o de un servicio".
"Lo simple puede ser más difícil que lo complejo. Tienes que trabajar duro para aclarar tus ideas para hacer que lo que pienses sea simple. Pero, al final, vale la pena porque una vez lo tienes, puedes mover montañas".
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