El accidente sufrido por un bus de la empresa Rápido Ochoa, que cubría la ruta Medellín-Quibdó, es la "Crónica de una muerte anunciada".
Crónica, porque el viaje por esta inhóspita carretera, o más bien trocha, se convierte para los usuarios en un calvario abominable lleno de penurias y sustos, que empiezan desde el momento en que se compra el tiquete y hasta que después de 12, 24, 36 o más horas, yéndole muy bien, llega a la ciudad de Quibdó.
Una vez, cualquier automóvil cruza el límite entre Antioquia y Chocó, la carretera se torna peligrosa, llena de huecos, abismos y selva espesa capaz de turbar hasta el más lúcido de los usuarios.
La distancia que existe entre Medellín y Quibdó es tan sólo de 210 km, es decir, Quibdó es la ciudad más equidistante que tiene Medellín. Y sorpréndase, en un reciente informe periodístico se reporta que del total de esta vía 90 kilómetros no están pavimentados y que se contaron 1.530 huecos en tan corta distancia, factores que hacen que los vehículos gasten más de 36 horas entre las dos capitales, en vez de las 4 o 5 que normalmente se deberían invertir.
¿Cuántas personas más tendrán que morir para solucionar el problema de la vía Medellín-Quibdó?
Espero que después de lo ocurrido, alguien pueda darme una respuesta, y más que una respuesta, una solución rápida para que entre todos, Gobierno nacional, departamental y municipal, podamos de alguna forma ayudar a esta pobre gente que continúa en el abandono por más de un siglo de cruda historia.
PD: La vía Quibdó-Medellín es una vía Nacional, en consecuencia es responsabilidad del Estado y del órgano creado para este tema, el INVIAS. Este raciocinio me lleva a pensar que es mentira que la plata para pavimentar esta vía ya fue girada y que los políticos chocoanos se la robaron.
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