Como si quisiera dejarle a su padre Wálter de Jesús el mejor recuerdo, a las 5:30 de la tarde del domingo, Leidy Johanna Hurtado Gallego le dio un abrazo fuerte, de esos que llaman de oso, tan fuerte, que a él le pareció hasta extraño.
-Era el Día del Padre y ella estuvo conmigo, me dio la comida y nos la pasamos en la cama jugando. Al final se aferró muy fuerte a mí, como nunca lo había hecho, y nos despedimos-, recuerda Wálter, que nunca sospechó que ese sería el último gesto de amor compartido con su hija.
Seis horas más tarde (a las 11:20), su hijita, de 17 años, que conducía una moto BWS, sería arrollada por un vehículo en la glorieta de Monterrey, a la altura de la calle 10A con carrera 52. El impacto fue tan fuerte que, cuenta Wálter, Leidy fue arrastrada unos noventa metros, llevada de semáforo a semáforo.
-Ese es el reporte que tengo, yo espero que se haga justicia, que la Fiscalía aclare el caso, porque de ser así habría habido exceso de velocidad en el vehículo que arrolló a mi única hija-, expresó.
-De ella tengo los mejores recuerdos, era una niña muy obediente, estaba validando sus estudios en una institución de Envigado y nos deja mucho dolor-, añadió.
Su tío Henry pide que este fatal accidente sirva como punto de reflexión para quienes conducen a alta velocidad, pues en el caso de Leidy es una vida que se pierde.
A investigación
Sobre el vehículo que arrolló a Leidy, el comandante superior del Tránsito de Medellín, Luis Carlos Jaramillo García, precisó que se trata de una patrulla de la Policía que fue puesta a disposición de la Fiscalía, que será la que determine las responsabilidades del caso.
-En el sitio hay cámaras, Monterrey también las puede tener y eso va a ayudar al juez a esclarecer el hecho-.
Leidy murió al instante y las diligencias de levantamiento fueron practicadas por guardas de la Policía Judicial del Tránsito (cuerpo único en el país), que remitieron el expediente a la Fiscalía. Del hecho, según la información que tiene el comandante Jaramillo, "parece que hay testigos", precisó.
Ayer en la tarde, la familia de Leidy no tenía clara la hora del sepelio, aunque estaba decidido que sería en Jardines Montesacro. Ella residía con su padre y sus abuelos en el barrio Santa María, de Itagüí, y su madre vive en otra ciudad, pero venía para las exequias.
Wálter tiene registradas en su celular más de 35 llamadas que le hizo esa noche a su niña cuando notó que no llegaba a casa. Ninguna tenía respuesta, ¡claro! Sólo estaba el recuerdo de ese último abrazo, de ese desbordado abrazo...
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6