Muy temprano, desde las cinco de la mañana, comienza la actividad en el cerro El Volador. A esa hora, la carretera pavimentada, la circunvalar, empieza a llenarse de atletas, ciclistas y caminantes que encuentran en la cuesta la mejor manera de mantenerse en forma.
El Volador es un centro cultural y natural de riqueza heterogénea. Variado también es su público. Además de deportistas y caminantes, en vacaciones y en este verano, es frecuentado por cometeros; esporádicamente, por practicantes de rituales mayas; por integrantes de diversas religiones que acampan y reflexionan en su cima. En su cumbre hay un yacimiento arqueológico con vestigios de pobladores tempranos del Valle de Aburrá. Sólo que la muestra, una serie de retablos que enseñan el modo de vida y los enterramientos de los aburráes, está recogida en la oficina del administrador: por falta de condiciones museográficas se destruyó. De la carpa que la protegía del Sol y la lluvia, sólo quedan hilachas. Las tumbas, huecos en la tierra, están abandonadas y la vegetación amenaza con cubrirlas.
Los miradores de la ciudad no tienen comparación, por su majestuosa vista. De ellos, el del Sur está arruinado. Las tablas del suelo están desechas en gran medida y las buenas las tienen para remplazar las que se dañan en los otros dos miradores, que no están malos.
Siempre han dicho que el cerro es inseguro. En este punto, sus usuarios no coinciden. Unos afirman que sí lo es. Que quitaron un grupo de gimnasia de las 5:00 p.m., integrado por profesores, para no correr riesgos; que a veces hay atracos; que de pronto, de entre los matorrales aparecen exhibicionistas. Otros afirman que en este aspecto se ha ganado bastante o que en meses o años que llevan visitándolo, nada anómalo han visto.
Niños y adultos de la calle van a dormir en sus laderas. Dos mujeres deportistas, una de 16 años y otra de 19, denunciaron haber sido violadas el 13 de diciembre, a las 7:00 a.m., por un hombre vestido de mujer.
Según el Secretario de Cultura, Luis Miguel Úsuga, este individuo ya está identificado. Se trata, dice el funcionario, de un hombre trabajador de una empresa, de quien no dio nombre ni datos y que está en proceso de judicialización.
El Cerro no tiene administrador. Cultura Ciudadana lo definirá el 9 de febrero.
En fin, en esas 107 hectáreas rodeadas por algunos barrios con problemas de orden público, tiene que haber dificultades.
Torre de Babel
Pero lo más difícil en el Cerro es que quienes tienen que ver con su manejo se pongan de acuerdo. Son el Área Metropolitana, la Secretería de Cultura Ciudadana a través de la Subsecretaría de Turismo, las universidades de Antioquia y Nacional, la IV Brigada y la Policía.
La primera de estas instituciones declaró el cerro, en abril de 2009, zona ambiental protegida. Esto implica que hay que elaborar un Plan de Manejo, que todavía no está definido. Las reuniones de la Mesa del cerro, integrada por representantes de estas instituciones, comenzarán a mitad de febrero.
Luis Miguel Úsuga, secretario de Cultura Ciudadana, afirmó que el presupuesto del cerro para 2010 será de 3.780 millones de pesos, de los cuales 3.000 millones los aportará el Área Metropolitana; 500 millones, la Secretaría que él rige, y 280 millones, la de Medio Ambiente.
Funcionarios del cerro dicen que esos recursos se usarán en los proyectos de cerramiento perimetral, el cual se hará con mallas, de modo que sea un cerramiento "blando y transparente". Habrá porterías, tres accesos peatonales que se cerrarán de noche. También se invertirá en cámaras de vigilancia que se distribuirán por todas partes; en iluminación.
No obstante, Beatriz Elena Rave Herrera, subdirectora de Planificación Integral del Área Metropolitana, señala que "el presupuesto oficial para el Parque Natural Regional Metropolitano Cerro El Volador, no se encuentra aún definido hasta tanto no se reúna la Mesa Coordinadora a acordarlo".
Los funcionarios del Área que integran la Mesa Coordinadora del cerro -junto a los representantes de las demás instituciones que tienen intereses allí- dicen que no es posible que en Cultura Ciudadana sepan en qué se va a invertir la plata, sabiendo que todavía no hay un proyecto, debidamente sustentado y articulado a un Plan de Manejo del Cerro, el cual tampoco existe.
Es posible que se encierre el cerro, indican. Pero todavía falta definir cómo se hará la obra. Que en caso de que se apruebe, hay que definir si se hará artificialmente en su totalidad, es decir, con mallas o muros, o si se hará de manera natural, o sea, aprovechando vegetación, por algunas partes de la colina.
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