Puede que no lo crea, pero en las sabanas africanas todos los días un animalito que pesa 3 miligramos derrota al enorme y tragón elefante.
No se trata de una fábula. El elefante, como buen gourmet, degusta las ramas de las acacias. Por una razón u otra, estas producen un delicioso néctar, que atrae las no menos sibaritas hormigas, que hacen de las acacias su casa.
Jacob Goheen, de la Universidad de British Columbia en Canadá, indica que las hormigas tienen una bien ganada fama de mercenarias en las pasturas africanas, atacando insectos que se atreven a subirse a las acacias a alimentarse.
En imágenes de satélite de Kenya observó con Todd Palmer, de la Universidad de Florida en Gainesville, que aunque la población de elefantes se ha triplicado, sólo la región norte de la Leewa Wildlife Conservancy parecía afectada. Allí los árboles no tienen hormigas milicianas, al contrario del sur, donde el 95 por ciento es defendido por ellas.
En experimentos en suelo, brindaron ramas de acacia a elefantes jóvenes, que engulleron las que no tenían hormigas y obviaron las que sí las contenían. Lo mismo aconteció al natural.
Tal parece que tener un horda de hormigas picando la trompa, no es nada gracioso.
Y como la hormiga se beneficia, el árbol también.
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