El primer intento de diálogo en Bolivia tras el referendo del 10 de agosto fracasó pese a la oferta de pacto del presidente Evo Morales a sus opositores autonomistas que ahora radicalizaron sus acciones contra el Gobierno.
El Gobierno insistió ayer en llamar a la tolerancia y a la continuidad del diálogo, según el ministro de Presidencia, Juan Ramón Quintana, después de que los prefectos opositores de las regiones de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca convocaron a una huelga general para el próximo martes en sus departamentos.
Los dirigentes de ésas regiones aseguraron que la posición de Morales es cerrada y que "no quiere escuchar" sus demandas.
Por eso, decidieron avanzar en sus planes autonomistas y no detenerse en su reivindicación para que el Gobierno les devuelva sus ingresos petroleros, es decir, el 30 por ciento del Impuesto Directo a los Hidrocarburos destinado, desde enero, al pago de una ayuda a la vejez.
En la mesa de diálogo, abierta el pasado miércoles en La Paz, Morales planteó a los prefectos (gobernadores) varios pactos, el más importante, la "constitucionalización" de los estatutos autonómicos aprobados.
Sin embargo, el consenso parece estar lejos de lograrse a pesar de los resultados democráticos del referendo.
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