Para una multinacional minera como Vale o Alcoa comprar un 6,12 por ciento de Pescadero Ituango no es atractivo, pues son jugadores acostumbrados a tener la sartén por el mango de los proyectos.
En el caso de EPM y el Departamento el cuento es otro, porque ese paquete daba poder propio de un socio mayoritario. La mayoría de esos pequeños accionistas están afiliados al capítulo antioqueño de la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI). Su director Ejecutivo, José Fernando Villegas Hortal, le confirmó a este diario que a los minoritarios les comenzaron a coquetear con fuerza desde agosto de 2007... y desde todas partes.
Ese mes Integral, socio a su vez de Pescadero Ituango, entregó el estudio de 4.000 millones de pesos que confirmó la factibilidad de la hidroeléctrica. Ninguna central en el mundo tiene tantos encantos, a juzgar por su capacidad de generación de energía y por el costo del megavatio instalado.
Encantadores, también, se volvieron los minoritarios, a quienes hasta ese momento les resultaba difícil vender las acciones que habían adquirido en 1998, cuando se conformó la sociedad promotora.
El estudio de Integral fue un anuncio de tiempos mejores. Igual señal recibieron cuando salió a luz pública el interés de las multinacionales Vale y Alcoa por obtener la energía de Pescadero, para instalar posiblemente en Urabá, una planta de transformación de aluminio.
Las acciones nominales de 1.000 pesos comenzaron a engordar. Villegas dice conocer de operaciones que se hicieron a 10 mil y 15 mil pesos.
Varias novias no pasaron del tilín tilín con los pequeños. Vale mostró interés, pero no ofreció nada. Alcoa repitió ese libreto. EPM, dice Villegas Hortal, mostró verbalmente intenciones de compra, pero nunca puso sobre la mesa un documento con números. El Idea sí lo hizo y realizó una histórica toma hostil.
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