Eliza no hizo un papel muy grande. "Cortito, pero sustancioso", dice ella. Aunque fue suficiente para que, a sus 10 años, ya esté segura de que cuando grande, quiere ser actriz.
"No tenía papel. El director le creó uno para que ella pudiera actuar", cuenta Genaro Aristizábal, su hermano, y uno de los protagonistas de Los colores de la montaña.
Sólo tiene un año más que la pequeña y los dos comparten el pelo amarillo y los ojos claros. "A él duraron dos años para encontrarlo. Nos dijeron que era muy difícil encontrar un albino", añade Eliza, a la que pocos le dicen Elizabeth. Genaro se convirtió en Poca Luz. El niño más mimado de esa película, el más consentido, como lo describe el actor.
Los colores es una cinta que se demoró unos seis años en hacerse realidad. Se filmó en Jardín, Antioquia, porque si bien nunca se ubica el lugar exacto en el que se desarrolla, el municipio "cumplía con todos los parámetros técnicos y artísticos", explica Juan Pablo Tamayo, el productor.
La historia se centra en la amistad de tres niños. Manuel, Julián y Poca Luz. Y un día, mientras juegan un partido de fútbol, el balón que a Mauricio le regaló el papá, por ese sueño que tiene de ser arquero, se les va a un campo minado. Entonces, por todos los medios, tratarán de rescatarlo.
"El balón es más protagonista que nosotros. La historia se centra y se cuenta a su alrededor", afirma Luis Sánchez, quien hace de Julián.
Un pequeño que por esas cosas de la guerra, después de ser un niño común y corriente, tiene que salir desplazado. Para ello, Luis dice que trató de adentrarse en esa vida. De dejar la suya y pensar en ser Julián. Y aunque al principio le pareció muy difícil, le dio nostalgia cuando debió volver a su vida de siempre.
Los actores de la película, casi todos, son naturales. "Los niños - señala Genaro - actuamos con naturalidad, nos dijo el director".
Con el corazón
Para encontrar a los pequeños vieron a unos tres mil y le hicieron casting a unos 600.
Mauricio, el protagonista, quien hace de Manuel, recuerda que para medir su talento, el director Carlos César Arbeláez le pidió que si el balón se le hubiera ido al techo, cómo haría, con un amigo imaginario, para ir por él.
"Nunca había actuado. Yo soy un actor natural, fascinado porque nunca lo había hecho y no sabía que sabía actuar".
Para ellos fue una diversión completa y quedaron tan felices, que se siguen viendo a futuro en la pantalla grande y hasta en la chica. Mauricio, que tiene 12 años, ya está presentando en el Canal Une el programa Exploradores.
De su personaje indica que "es un niño muy persistente, que lucha por sus sueños. Es muy importante, pero yo creo que todos somos protagonistas. La película quedó hermosa porque todos pusimos un poquito de nosotros".
Los miércoles eran para descansar, coinciden los pequeños. Y primero hubo varios ensayos, antes de comenzar las grabaciones. No tuvieron libreto, porque el director les leía dos veces el guion y a la tercera o cuarta, ya se lo sabían. "Íbamos metiéndole las palabras de nosotros e inventando", comenta quien hace de Poca Luz.
Fue, además, un proceso para que los actores se hicieran amigos, para que a la hora de actuar fuera natural su amistad. De hecho, a Mauricio y a Genaro los llevaron a Jardín, donde vive Julián, para que aprendieran sobre las labores del campo.
Una película que reflexiona sobre el conflicto, desde las miradas de los niños.
Bien lo dijo detrás de cámaras Carlos César, sobre hacer películas donde éstos son protagonistas: "Es una necesidad renovar la mirada y volver a creer en lo que pasa". Pequeñas miradas que pintan de colores, tantas montañas.
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