Es fiel quien responde permanentemente a los compromisos, alianzas o pactos adquiridos. La fidelidad es guía para evitar perder el camino y caer en las arenas movedizas de la vida; hay que realzar el valor vital de esta virtud en la familia porque es el mejor espejo para mostrar el amor, ya que amor sin fidelidad no es amor.
Dice el beato Juan Pablo II que “sólo puede llamarse fidelidad una coherencia que dura toda la vida”, y así la explica la periodista Covadonga O’Shea como fuente de éxito conyugal: “Qué gran éxito vital demuestran quienes llegan a celebrar sus bodas de oro en el matrimonio.
Sabemos que, a lo largo de esos cincuenta años de vida en común, habrá habido de todo un poco, pero cuántos que tiraron la toalla en el primer obstáculo se mueren de envidia al ver esa familia que ha culminado con éxito el Everest de las luces y de las sombras de medio siglo de convivencia”.
Pico y Placa Medellín
viernes
no
no