¿Cómo así que una empresa que solo tiene activos para cubrir el 47,6 por ciento de su deuda financiera se declara en bancarrota, entra el Estado como socio mayoritario y, el mismo día, pide una segunda oportunidad a sus clientes y anuncia que ha iniciado su proceso de reinvención?
Así de interesante para una cultura como la colombiana es la historia del gigante mundial de la industria automovilística, General Motors Corporation, la firma creada en 1908, con sede en Detroit, y que fabrica sus autos en 33 países, incluyendo el nuestro.
"Renacerá más fuerte que nunca", afirmó el propio presidente norteamericano, Barack Obama, según reportan las agencias internacionales.
La construcción de la nueva GM se hará a partir del inmenso hueco que tiene en su balance: Su entable productivo está valorado en 82.300 millones de dólares, mientras que su deuda financiera suma 172.800 millones de dólares.
Como quien dice, de cada 100 dólares que les debe a sus acreedores, apenas puede responder con 47 dólares con 60 centavos.
¿Cómo, entonces, puede ser viable esta gran corporación?
La primera razón tiene que ver con la generosa mano que le ha tendido el gobierno norteamericano, al ayudarle para que se proteja durante 60 o 90 días de sus acreedores con el manto de la Ley de Quiebras.
El Tesoro de Estados Unidos ya le prestó 20.000 millones de dólares y ahora la administración Obama le inyectará 33.300 millones adicionales. Más 9.500 millones de dólares que pondrán los gobiernos de Canadá y la provincia de Ontario.
Así las cosas, el Gobierno Norteamericano entra con el 60 por ciento de las acciones; el sindicato United Auto Workers, al que le adeudan 20.600 millones de dólares, queda con el 17,5 por ciento; el gobierno de Canadá tendrá el 12 por ciento; y los tenedores de los bonos de GM participarán con el 10 por ciento. Tales cambios en la propiedad se reflejarán en la composición de su Junta Directiva.
Las transformaciones no paran allí.
En la página institucional de la General Motors ya puede seguirse un documento especial que da cuenta del proceso de construcción de la nueva organización.
Dentro de esa reestructuración entrará a clausurar en los Estados Unidos 11 plantas ensambladoras.
También cerrará, en forma temporal, otras tres factorías. Esas dos decisiones implicarán que de la nómina de 326.999 empleados, registrados a mayo de 2009, saldrán unos 21.000 trabajadores.
Así mismo, eliminará 2.400 concesionarios en Estados Unidos y retendrá algo más de 3.600.
En cuanto a sus marcas, el acuerdo al que ha llegado con el Gobierno y sus acreedores establece la preservación de Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC. De su órbita saldrán, bien sea a través de la venta a terceros o de su cierre, las marcas Pontiac, Saturn, Saab y Hummer.
Como consecuencia de todos estos cambios que se avecinan para la General Motors, la firma terminó ayer su ciclo de 83 años de negociación sin interrupciones de sus títulos en la prestigiosa Bolsa de Valores de Nueva York. Al ser bajada del índice de acciones líderes, su sitial fue ocupado por Cisco Systems.
Los inversores no se muestran, ni mucho menos, empanicados con esta decisión que ya era esperada. Prueba de ello es el comportamiento de los bonos de deuda GM al 2033, que en la jornada de ayer subieron a 13 centavos de dólar, frente a los 10,5 centavos del pasado viernes.
Según el consejero delegado de GM Corporation, Fritz Henderson, la declaración de quiebra no tendrá ningún impacto en Europa, Suramérica o Asia. En estos lugares las subsidiarias seguirán operando "sin interrupciones". Aquí está, para la muestra, GM Colmotores.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
