El caso del chocoano Phil Jackson Ibargüen, quien según el Ministerio de Trabajo fue víctima de trata de personas en el fútbol de Bosnia-Herzegovina, es uno más de los que involucran a jugadores colombianos que, atraídos por el dinero, son engañados por los empresarios.
Exintegrante de la Sub-20 de Colombia en el torneo de Toulon-2004, junto con Falcao García, Pablo Armero, Cristian Zapata y Fredy Guarín, padre de dos hijos de cuatro y dos años (se casó en Bosnia donde permanece su familia por falta de visas), Ibargüen contó que vivió un calvario entre 2008 y 2013: jugaba en el Laktasi Fk, luego fue transferido al Celik donde solo le pagaron cuatro meses de salario. Después fue al Sloboda y la situación empeoró. No pudo jugar en Croacia porque le negaron el pase y le retuvieron el pasaporte.
"A Jackson le vulneraron sus derechos de locomoción, la libertad de actuación y determinación, afectando así su dignidad y convirtiéndolo en una víctima de la trata de personas", dijo Lina Arbeláez, Coordinadora del Grupo de Equidad Laboral del Mintrabajo.
El deportista está en Colombia, donde también ha tenido inconvenientes con sus documentos, aunque le contó a Carlos González Puche, de la Asociación de Futbolistas, que la Fifa falló en su favor en primera instancia. Puche dijo que esto le pasa a quienes no miran con qué empresarios negocian y las condiciones que les ofrecen. "Y solo buscan la Asociación cuando tienen el problema, pues Jackson nunca nos comunicó la situación que vivía".
El que sí acudió a la agremiación, en 2011, fue Édison Fonseca, a quien el club FC Mes Rafsanjan de Irán le retuvo el pasaporte. El Tigre contó con el apoyo de la Asociación, entidad que le ayudo con la Fifa y lo asesoró para presentar las pruebas que le permitieron rescindir su contrato y resolver su problema para volver al país.
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