La capital de Rusia se refrescó por una tormenta copiosa que alivió en parte un calor sin precedentes, pero decenas de incendios forestales siguen ardiendo cerca de Moscú al tiempo que se detectaron nuevas llamas cerca del principal centro de investigación nuclear del país, informaron este viernes las autoridades.
La ciudad permanece aún libre de las nubes de contaminación que la sofocaron días antes, aunque los meteorólogos predijeron que el humo de los incendios forestales podría volver a perturbar a la ciudad en el transcurso del viernes si el viento cambia de dirección.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia informó que sus cuadrillas redujeron la superficie afectada por los incendios, pero que más de 500 continúan ardiendo en el país, entre ellos 29 en la periferia de Moscú. Unos 14.000 bomberos luchan contra el fuego alrededor de la capital rusa, agregó.
Riesgos
Mientras tanto, el incendio forestal que comenzó al este del centro de investigaciones nucleares en Sarov -cuna de las armas nucleares soviéticas, a 480 kilómetros al este de Moscú, se propagó con velocidad y provocó que los bomberos de la zona llamaran refuerzos, de acuerdo con las oficinas de emergencias de la región.
Los incendios alrededor de Sarov que ardieron a principios de mes provocaron que la agencia nuclear de la nación sacara todo el material explosivo y radioactivo como precaución.
Otro peligro potencial proviene de los incendios en las zonas contaminadas por el desastre nuclear de Chernobil, que podría liberar partículas radiactivas en el aire y propagarlas en una superficie más extensa.
El servicio meteorológico nacional dijo este viernes que envió un grupo de expertos en radiación para inspeccionar constantemente el nivel de radiación en la región occidental de Bryansk, la zona que sufrió las peores secuelas de la catástrofe de Chernobil.