Eran las 10:35 de la noche del jueves 21 de agosto y por la puerta de uno de los estudios de Rtvc un moreno de baja estatura, pero de mucha corpulencia física, hacía su ingreso al lugar. Tan pronto entró, cerca de 50 personas le aplaudieron mientras él, con mirada tímida, solamente podía expresar una pequeña sonrisa.
Vestía un jean, tenis y la chaqueta que identifica a la delegación colombiana en Pekín, sin embargo, había algo que lo destacaba aún más, un metal grande color plateado acompañado de una cintilla roja que fue la recompensa a muchos años de trabajo que Diego Salazar tuvo que soportar con la esperanza de cumplir su sueño olímpico.
"Es muy lindo ver el cariño de todos ustedes. Desde el momento en que terminé la competencia pude hablar con mi mamá, me alegró escucharla y me dijo que todos estaban muy felices, que estaban los vecinos en la casa, que todos hicieron mucha fuerza para que me fuera bien y que los hice despertar muy temprano (...) muchas gracias por esto, todo hace que uno se esmere más, salga adelante por este país, Colombia linda, Colombia grande", fue lo primero que afirmó.
Justo cuando se estaba rompiendo el hielo el director de Coldeportes, Everth Bustamante, indicó que una gran sorpresa esperaba al deportista, una llamada telefónica parecía ser el nuevo lazo de contacto entre Diego y su madre en Tuluá pero, de un momento a otro, doña Rosalba Quintero, tímida y atemorizada por las cámaras y los periodistas, irrumpió en el lugar y con un fuerte abrazo y un enorme beso recompensó a su hijo muchas semanas de ausencia y, por sobre todas las cosas, los grandes esfuerzos que hace por sacarla a ella y a sus hermanos adelante.
Unas lágrimas rodaron por el rostro del deportista, vino el protocolo de rigor y luego las preguntas de los comunicadores no se hicieron esperar.
- Hace cuatro años, en Atenas, usted no pudo tener una buena actuación por una lesión, ¿toma esto como una revancha? ¿piensa prepararse para 2012?
Sí, esto es una nueva oportunidad que me da la vida por la que trabajé mucho con el técnico Gantcho Karouskov y muchas personas que colaboraron en este proceso. Fueron ganas, positivismo, deseos de demostrar que sí se podía y hoy se disfruta la satisfacción de que se dio todo y se logró el objetivo. La idea es seguir pensando en trabajar y, por que no, traer oro desde Londres.
- Antes de las justas usted pensaba algo tan grande, ¿se ilusionó con ser uno de los ídolos que tiene Colombia en este momento?
No pensé en llegar a tanto pero siempre tenia en mi mente y corazón la ilusión de que tenía que estar en Beijing bien preparado, lo más importante era eso, ir bien, subir al podio y darle esta alegría a Colombia.
- ¿Piensa mantenerse en esa categoría?
Cambiar es un poco difícil porque he venido manteniéndome en ella desde hace varios años, es complejo pero vamos a pensarlo luego de un buen descanso.
- ¿Cómo describiría sus salidas en la competencia?
Salí muy seguro, muy tranquilo, sabía que había trabajado mucho para estos Juegos Olímpicos. Hago el primer movimiento y me siento contento porque en Atenas me lesione allí y esta vez lo superé. En el segundo me fue bien, seguimos y en arranque terminé satisfecho. Luego vino envión y me tranquilicé cuando levanté en el primer turno porque allí aseguraba el total, hice lo mío, alcé las otras dos veces y espere que los demás competidores no levantaran. El coreano falló y obtuvimos la presea de plata, esta medalla la sentí de oro.
- ¿Cómo vivió en plena competencia lo que estaba viviendo Óscar Figueroa?
Cuando a mi compañero le ocurre esto yo estoy haciendo mi calentamiento, veo que no puede y me siento muy triste de ver lo que le ocurría, me acordé de mi lesión y de todo el trabajo que se hace para llegar a ese momento pero me tocó olvidarme de eso y concentrarme en la competencia.
- Hoy que ya tiene esa medalla olímpica, ¿qué recuerdo es el que más guarda en su corazón de lo que fueron sus comienzos o lo que ha sido su carrera deportiva?
Gracias al esfuerzo logramos esta meta tan anhelada. Lo que uno más recuerda es cómo se ganó la medalla, los entrenamientos, la recuperación de la lesión, a veces pensaba retirarme pero siempre estuve mi positivo y tuve el apoyo de mi mamá y eso me motivo mucho para llegar hasta donde he llegado.
- ¿Todo el proceso de preparación en Bulgaria y las olimpiadas en China qué le dejaron?
La experiencia fue muy linda, me dejó un mensaje como deportista que para ganar siempre hay que trabajar muy duro, el profesor siempre nos ha inculcado mucha responsabilidad.
Pero a esa altura eran ya las 11:35 de la noche. La hora se había pasado volando y el deportista deseaba recuperar fuerzas y pasar tiempo sagrado con su mamá. Vino otra ronda de fotos, más besos a la medalla y la hora del adiós. Un cama confortable esperaba al nuevo medallista olímpico colombiano.
Este viernes la serie de homenajes seguirá en la sede del Comité Olímpico Colombiano y Coldeportes y ya en la tarde, a las 4:00, emprenderá viaje a Cali en donde estará con los suyos, su familia, sus amigos y espera poder llegar a Tuluá, a su humilde vivienda, en donde sueña saborear aquel arroz con pollo que su mamá prepara y que por andar con la disciplina del deporte y el esfuerzo de la competencia no ha podido disfrutar.