Cuando se habla de orden social, nos estamos refiriendo al estado presente de las relaciones que tienen entre sí los miembros de una población, la cual está integrada por personas de todas las edades, sin distinción de ninguna clase pero todas gozando de unos derechos que consideramos fundamentales y de otros que se refieren al estado particular de cada uno como en el caso de los niños o de las mujeres o de los ancianos. El orden social puede calificarse de bueno, regular o malo dependiendo de que los miembros del grupo cumplan con las obligaciones que las leyes les imponen de hacer o no hacer determinadas cosas y particularmente de ajustarse al principio de que los derechos del otro son mis deberes. Quienes así obren pueden considerarse comunidad, puesto que son los que crean progreso y desarrollo dentro de la libertad y en un clima de paz. Comunidad viene a constituirse, pues, por aquellos sujetos que comparten unos propósitos y un ideal de sociedad solidaria y justa. Como puede fácilmente deducirse, la comunidad no surge espontáneamente sino que es el producto de una voluntad de encarnar y vivir unos valores que ponen al ser humano como principio y fin del orden social.
Esa voluntad se expresa en el cumplimiento de los deberes para con la naturaleza, con nuestros semejantes, con el bien común, con la familia, con la Patria, con Dios.
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