El invierno no da tregua. Por el contrario, parece arreciar más y con cada aguacero se multiplican los damnificados y los daños. El del martes sumó otras 20 familias a la lista de personas evacuadas de sus viviendas en Medellín y causó estragos en numerosas vías de la ciudad.
Para nuestra ciudad fue un orgullo proclamar su eterna primavera y sin tener estaciones, verano e invierno se alternaban el año, pero el cambio climático trastornó nuestro calendario. En este mes de agosto, cuando esperábamos algo de alivio que permitiera a la Administración Departamental recuperar las vías y a la Administración Municipal adelantar obras de mitigación en zonas de alto riesgo, estuvieron ausentes los tradicionales vientos y el agua no dejó elevar las cometas. Fue un agosto atípico y al menos permitió que la gente disfrutara de la Feria de las Flores, que gozó de días soleados, aunque con noches lluviosas.
Llueve de manera tan incesante que, sin que hayamos tenido oportunidad de aliviar los estragos de la primera ola invernal, nos aprestamos a padecer, sin solución de continuidad, la temporada invernal de final de año. Nunca, desde que se tiene noticia, había llovido tanto en nuestra región y particularmente en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, donde, a excepción de abril, la pluviosidad ha superado sus promedios históricos, según la Red Hidrometeorológica de EPM, que funciona desde hace 72 años.
Tanto llover y de forma tan continua ha provocado saturación de los suelos y crecientes extraordinarias de quebradas y ríos. Las consecuencias están a la vista: inundaciones y deslizamientos que destruyen viviendas, y otros que taponan vías.
Por ello, cada vez que se desata otro aguacero el miedo se apodera de los 35 mil hogares que habitan en zonas de alto riesgo en Medellín, en tanto que se repiten los bloqueos en las principales troncales que comunican a la capital de Antioquia con el resto de la región y del país, porque lo que tenemos son carreteras de verano, intransitables en invierno. El reporte de vías cerradas o con tránsito reducido a un solo carril es extenso.
Este año invernal deja en Antioquia 55 muertos y 40 mil personas damnificadas y los daños en infraestructura son cuantiosos, como lo son igualmente las exigencias para reubicar, en forma inmediata, a más de mil familias en todo el Departamento.
El invierno no cesa y, por el contrario, amenaza con empeorar, de ahí los planes de contingencia lanzados por el Gobierno Departamental, para trabajar en asocio con el Gobierno Nacional y los municipios para recuperar las vías, mientras con el Dapard atiende a los damnificados, en tanto que el Municipio de Medellín mantiene su alerta amarilla. Las alarmas están encendidas y todos los sistemas de atención y prevención, los organismos de socorro, los comités locales de emergencia y los ciudadanos debemos estar atentos y prevenidos para evitar tragedias qué lamentar.
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