No se han disipado aún los clamores y aplausos que acompañaron la reciente hazaña militar que acabó con la trayectoria criminal del cabecilla de las Farc, cuando ya comienzan a circular versiones encaminadas a demeritar la victoria, preludio de la metamorfosis que, como ocurrió con el rescate del Palacio de Justicia, desembocará en la condena de los comandantes en la cárcel y la glorificación del jefe guerrillero caído heroicamente en la generosa empresa de reivindicar las clases marginadas.
El soldado que lo ultimó en combate sin conocer siquiera su identidad, convertido en asesino del héroe que se preparaba para entregarse pero no tuvo tiempo de poner sus brazos en alto como señal de rendición, ni fue escuchada su voz que pedía piedad.
Se alegará que hubo extralimitación en el empleo de la fuerza, abuso de autoridad, violación de los derechos humanos y el DIH. Ya la dama del turbante elevó su voz en un comunicado, acusando al Gobierno por haber interferido en la entrega de los secuestrados y el propietario de la casa que fue cubil del lobo cuando buscó escondrijos en los vericuetos selváticos de las montañas después de escapar del Cañón de las Hermosas, escenario histórico de la insurgencia comunista, presentó reclamación.
Algún renombrado colectivo de abogados, después de pasar de agache tras la farsa inicua de Mapiripán, hallará testigos falsos y fabricará otros para defraudar el tesoro público por medio de demandas descomunales contra el Estado, en acción concertada con una conocida ONG, especializada en denigrar contra la Fuerza Pública. Todo esto por unos modestos honorarios que en el caso de Mapiripán apenas ascendieron a siete mil millones de pesos.
La inefable CIDH, en su altruista función, siempre atenta a dar crédito de verdades evangélicas a las demandas del colectivo de marras, fallará con magnificencia en contra del Estado, que así aparecerá ante el mundo civilizado como violador sistemático del DIH, llevándolo a los últimos lugares en la lista de Estados sátrapas.
Dios quiera que esta profecía funambulesca no se cumpla.
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