Servir a nuestra patria es una obligación y compromiso de todo colombiano. Hay muchas formas honorables de servirle a nuestra patria. En esta oportunidad me quiero concentrar en cómo defenderla de aquellas mortales amenazas del enemigo, que por décadas continúa destruyendo nuestro suelo y la gente que lo habita.
Con dolor en el alma, vemos y somos testigos de la falta de patriotismo que nos demuestran quienes rehusan entregarle a su patria un par de años de su vida, prestando su servicio militar: los padres de familia son los mayores opositores, por temor a perder sus hijos en combate. Claro está que en nuestro país, los ricos ponen la plata y los pobres, los cadáveres.
Estadísticas tomadas a través de los años nos muestran que hay muchas más muertes violentas en la población civil. Muchos jóvenes mueren conduciendo embriagados en las carreteras, todavía muchos más son víctimas de la violencia callejera, que los que mueren en combate por el honor de defender su patria.
Los países más fuertes, poderosos y civilizados del planeta y donde menos guerras se pelean, son aquellos que cuentan con un buen ejército patriótico, donde sus habitantes se sienten orgullosos de ser soldados, veteranos, reservistas militares.
Penosamente, en nuestro país existe un fenómeno muy contradictorio; el enemigo nos secuestra, asesina, destruye pueblos, se apodera de nuestras tierras, hogares, para más dolor, estos bandidos reclutan a nuestros hijos-hijas menores de edad y los fuerzan a pelear en sus filas. La única protección o esperanza que tenemos los colombianos son nuestras fuerzas armadas y militares; sinembargo rehusamos ser parte del servicio militar obligatorio dizque por el temor de perder nuestras vidas.
"Queremos un país libre y soberano" pero no queremos defenderlo, que sean otros los que arriesguen sus vidas y que estos héroes sean los que paguen el precio de nuestra libertad.
Lloramos, vivimos en duelo por nuestros seres queridos, criticamos nuestro gobierno y nuestras fuerzas armadas, pero a la hora de encontrar soluciones patrióticas, enterramos nuestras cabezas en la arena.
Si todos los colombianos actuáramos con dolor de patria, seríamos un país más fuerte y nuestros derechos serían respetados, sin tener que recurrir a la violencia.
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