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La piel que habita Almodóvar

Otra vuelta de tuerca en las obsesiones del director español Pedro Almodóvar. La piel que habito, su película más negra y opresiva, no dejará indiferente a nadie.

  • La piel que habita Almodóvar |
    La piel que habita Almodóvar |
20 de agosto de 2011
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Es el director de cine español de mayor reconocimiento mundial. Cada estreno de una de sus películas se convierte en un acontecimiento en la industria cinematográfica nacional e internacional.

En esta entrevista, Pedro Almodóvar -que está a punto de estrenar su largometraje número 18, La piel que habito , probablemente su película más sombría y dura- se explaya sobre temas de actualidad, desde la previsible victoria electoral de la derecha hasta el Movimiento 15-M, la reivindicación de la memoria histórica y el agobio de la proliferación de paparazzis.

Usted escribió en la promoción de esta película sobre una frase de Elías Canetti de El libro de los muertos , donde se hace referencia a una prisionera, cautiva desde hace años en una jaula de oro. Sensación que se podría aplicar a su propia vida.

"Pero yo no estoy cautivo, o si lo estoy es de mí mismo. Y si busco incesantemente una rendija por la que evadirme, se debe a que continuamente busco elementos que me inspiren y me estimulen a contar nuevas historias. Y ese ir y venir forma parte de mi vida y mi trabajo. Pero no hay barrotes, o si los hay son meramente biológicos. El paso del tiempo. Respecto a La piel que habito , es cierto que probablemente sea la película más negra que haya hecho hasta la fecha. A pesar de que tiene lo más parecido a un final feliz.

Pero hay una zona de la película en que el género dominante es el terror, pero un terror de verdad, sin artificio, sin sangre, ni sustos, nada que ver con la manera en que ahora se hace este género. Pero no es una película sombría. Hay mucha luz. He buscado mi propio camino, que justamente no es el de las sombras. En esto tengo que agradecerle a José Luis Alcaine el magistral trabajo como director de fotografía".

Una de las características de su cine es la mezcla de géneros...

"También se da en La piel... La película transita entre el drama, el cine de anticipación científica, el thriller, el terror y el melodrama. Sin renunciar del todo al humor, que también lo hay y siempre lo habrá. Eso es marca de la casa".

En esta nueva obra tienen especial presencia las pantallas y los circuitos de televisión interna.
"Lo que yo quería subrayar es que vivimos rodeados de pantallas, de imágenes en movimiento, tanto en la calle como dentro de nuestras casas. O dentro de nuestros ordenadores. El ordenador se ha convertido en un artefacto dentro del que vivimos, que nos refleja y por el que no solo entra la realidad, sino que nos sirve para relacionarnos con los demás, aunque también puedan controlar nuestra intimidad a través de él, y sin pedir permiso. El peligro de vivir al desnudo frente a todos estos artefactos es una sensación real. Pero para un director, esta masiva proliferación de imágenes en movimiento, como cotidianidad absoluta, es muy interesante. Porque la imagen es nuestro instrumento de trabajo. Pero hemos perdido grandes dosis de intimidad. El personaje de mi película no tiene ninguna. Está siendo siempre observada como un ratoncillo con el que se está experimentando. Además de las imágenes de control, con pantallas en blanco y negro en la cocina, está el inmenso plasma que tiene el doctor Ledgard, el personaje de Antonio, que le ocupa la mitad de la pared que da a la habitación de Vera-Elena. Mi intención es dar la impresión de que casi viven juntos".

Hablando de imágenes robadas, ¿qué opinión le merecen los paparazzi?
"No son santo de mi devoción, a no ser que te llames Ron Galella".

Su cine ha cambiado.
"Puede ser. Yo he llegado a La piel que habito de un modo natural, día a día. Película a película. Para mí es un cambio tan natural como el biológico. Me alegro de que mi cine haya cambiado. Reconozco que las historias que ahora cuento son más graves que las de hace 30 años. Es lo que me sale, pero hay cosas que no han cambiado, quiero que mis películas se entiendan, a pesar de sus complejidades, y quiero ser ante todo y sobre todo entretenido".

¿Le preocupa el porvenir inmediato?
"No quiero ser agorero y mucho menos jugar a futurólogo en un momento en que todo cambia en cuestión de horas.

Cada día ocurre algo importante, un día dimite Camps, al día siguiente muere Amy Winehouse, el Papa vuelve a enfrentarse con nuevos casos de abusos y torturas en Irlanda, por enésima vez. Strauss-Kahn un día es un cerdo, y al siguiente, una pobre víctima. Durante semanas ha estado condenado al más indigno ostracismo, y de pronto la mitad del pueblo francés desea que vuelva a la política. The News of the World cierra por un escándalo de espionaje salvaje, con ramificaciones que implican a políticos ingleses, la policía, Scotland Yard... y el propio señor Murdoch, por fin, muestra su verdadera y horrible faz. Es imposible abarcar el presente, mucho menos determinar el futuro. ¿Que si me preocupa? Por supuesto. Mucho. En este momento podemos hablar con temor de la llegada de la derecha en las próximas elecciones, pero no quiero anticiparme. El presente va arrastrando a su paso antiguos miedos y nuevas esperanzas. Creo, por ejemplo, que el 15-M nos ha traído a la izquierda española nuevas energías. Encuentro en la ciudadanía mucha más conciencia y deseos de participar, y de unirse, ojalá, que hace nueve meses".

¿Qué le parece el movimiento 15-M?
"Creo que afortunadamente tumba la idea del joven apolítico que teníamos hasta ahora. Los chicos que han nacido en plena democracia se lo han encontrado todo hecho, no guardan memoria de que a veces hay que luchar para mejorar las propias condiciones de vida. Ese apoliticismo ocurría más con la primera generación de la democracia, la generación que se ha quedado viviendo con sus padres, sin necesidad de emanciparse ni a los 40 años. Sin embargo, los más jóvenes, sin previo aviso, se instalan un día de mayo en la Puerta de Sol y nos demuestran que no son como sus hermanos mayores. Son chicos preparados, pero sin perspectiva de futuro, y no están dispuestos a marcharse a Alemania a trabajar, sino que se reúnen en asamblea callejera para clamar por los problemas que les afectan y que a los políticos parecen no preocuparles. El 15-M es nuestro Mayo del 68, solo que aquí no se piden utopías".

La piel que habito supone el reencuentro con Antonio Banderas, donde él solo mueve un músculo de la cara. ¿Cómo resultó trabajar de nuevo con él?
"No mueve ningún músculo porque así se lo impuse. Antonio es muy expresivo y aquí le pedí lo contrario. Desde el principio había decidido que como la historia es tan bestia, el tono debía ser muy austero. Aséptico. Y Antonio se ajustó perfectamente a lo que le pedía. Se sorprendió al principio, pero se sometió de inmediato. Su personaje es un psicópata, el psicópata por definición está incapacitado para ponerse en el lugar del otro, por eso es capaz de las mayores atrocidades, porque no tiene conciencia del dolor. Y para expresar esa incapacidad, lo mejor era vaciar el rostro de todo tipo de emoción, por mínima que fuera".

Ha recibido muchas propuestas de Hollywood...
"Sí, pero en esta ocasión, y por primera vez, tengo un proyecto propio, que me gusta mucho y que ya está bastante avanzado, cuya lengua es el inglés. Podría ser el próximo, pero con producción nuestra, quiero decir, europea.

Creo que esta película me ha quitado un lastre. Me siento más ligero, más próximo a emprender nuevos proyectos lejos de Madrid, en otra lengua".

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