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Los clavados y su nuevo vuelo

Nueve finales disputaron los saltadores en el Mundial júnior. Alejo Arias es la nueva promesa.

  • Los clavados y su nuevo vuelo | Alejandro Arias es uno de los prospectos de los clavados. FOTOS JULIO CÉSAR HERRERA
    Los clavados y su nuevo vuelo | Alejandro Arias es uno de los prospectos de los clavados. FOTOS JULIO CÉSAR HERRERA
16 de octubre de 2012
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Toda la humildad, acompañada con resultados de talla mundial, volvió de Australia con Alejandro Arias Muñoz y sus colegas de los clavados.

Fundidos del cansancio bajaron del aeropuerto José María Córdova y se fueron directamente hacia la piscina Olímpica César Zapata, para contar sus logros. Era la primera vez que uno de ellos, incluso dentro del recorrido generacional de los saltos, volvía con una medalla mundialista colgada en el cuello y el equipo, con la disputa de nueve finales.

Alejandro, el hijo del técnico Néber, era de los que más sacaba pecho. Claro que esto debía ser así, pero sus gestos de grandeza y humildad lo llevaron hasta la fría piscina, en medio de la lluvia de ayer, para regalar una imagen de sus logros obtenidos en Australia.

“Mi mentalidad positiva fue la que me dio este logro. El haber llegado a tres finales lo alcancé con lo que siempre me han recalcado: tranquilidad, dominio propio y disfrutar de la competencia”, contó el saltador de 14 años, quien en Australia se colgó la medalla de bronce en la competencia de trampolín de un metro, con dos saltadores chinos por delante, y muchos europeos, norteamericanos y suramericanos por detrás.

Alejo era el centro de la admiración. De esos padres de familia de los clavadistas que viajaron hasta Oceanía, de los tíos y algunos allegados al deporte acuático.

Para Alejandro y la gente que lo rodeaba, era una pequeña fiesta de reconocimiento de los que siempre han estado a su lado, en largas jornadas bajo el sol y la lluvia de una piscina que pide a gritos el techado de los trampolines.

“Tengo que estudiar mucho inglés y seguir juicioso en mis clavados, porque es la única forma de pensar en los Juegos Olímpicos”, decía el medallista al lado de Néber, quien insiste que su hijo debe irse al exterior para dar el salto de máxima calidad. Australia los consagró y Alejandro mira optimista el futuro, ese que está prácticamente asegurado con una nueva generación que tomó vuelo en Adelaida.

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