Cumplida la liberación unilateral por parte de las Farc, de los seis secuestrados, gracias a las garantías del Gobierno nacional, el apoyo del grupo de Colombianos por la Paz y la logística de la República Federativa del Brasil, y después del feliz reencuentro con sus familias, valdría la pena considerar, ¿qué vendrá después de este hecho? Al respecto, alguien comentó que es el principio de la rendición de las Farc, pero tal vez, él piensa con el corazón más que con la razón, pues en verdad, se trata de un insólito e inoportuno pronóstico.
Es casi seguro que continuará el intercambio epistolar con el grupo de notables, y una tercera carta incluirá un eufórico mensaje de reconocimiento al noble gesto humanitario, y algunas propuestas para construir una agenda temática en un futuro diálogo. Buscarán perfilar un acuerdo humanitario hasta convertirlo en un inamovible para el año 2010, propondrán un encuentro directo, pero no habrá una exigencia perentoria a las Farc para que renuncien al secuestro. Habrá críticas al Gobierno por la falta de garantías en las liberaciones (incidente del avión), y por su política de seguridad que en forma legítima busca derrotar la agresión terrorista.
Por su parte, las Farc se observan tranquilas, jugando sus cartas muy marcadas con el sello Cano. No tienen prisa, saben con claridad para dónde van, y son conscientes de que esta liberación les permitirá construir un momento político favorable, explorar un nuevo escenario internacional humanitario, inducir y centrar la liberación de los 22 miembros de la Fuerza Pública que aún mantiene en cautiverio, en el marco de un canje o un intercambio humanitario. Enviarán un mensaje a la comunidad internacional sobre su respeto al Derecho Internacional Humanitario, harán demostraciones de fuerza paralelas y dispersas, mediante acciones terroristas selectivas (como Bogotá y Cali), con un fuerte contenido mediático y un mensaje único: estamos presentes, no derrotadas. ¡Tienen que negociar con las Farc!
Por su parte, el Gobierno continuará su intento de fortalecer la seguridad democrática, haciendo esfuerzos operacionales superiores en esta fase final del segundo período del presidente Uribe. Excelente haber aceptado la facilitación del CICR y el apoyo logístico de Brasil, pues su liderazgo y seriedad fueron garantía de neutralidad y no protagonismo. Cedió cuando debía hacerlo durante las liberaciones, y por fin dejó a un lado el papel histriónico del comandante Chávez y su séquito bolivariano.
Más allá de las liberaciones, sería maravilloso ver al grupo de Colombianos por la Paz, ecuánime, equilibrado, con menos voceros y protagonistas de oficio; serio en su papel de facilitador, ajeno a intereses políticos partidistas, y centrado en su labor humanitaria. Que la senadora Córdoba mantenga su sindéresis de los últimos días y no se deje influenciar por el periodista Jorge E. Botero, que casi da al traste con la liberación, por su afán de dar la chiva periodística y no esconder sus afectos bolivarianos. Que no escuche pedidos de premios Nobel de paz a su nombre, sea objetiva, y no deje progresar candidaturas presidenciales o crear movimientos políticos de cariz humanitario anticipados. La paz es un sentir nacional impostergable y parodiando a Benjamín Herrera, está por encima de los intereses personales.
Todos esperamos que este intercambio epistolar y la renuncia al secuestro por parte de las Farc, las lleve a demostrar su firme voluntad política para explorar caminos serios de paz. Porque utilizar este escenario humanitario para hacer cálculos políticos sería una gran equivocación estratégica que desconocería la voluntad mayoritaria de los colombianos, empeñados en derrotar el crimen y alcanzar la paz nacional.
*Mayor General (r), Ejército Nacional
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