Un promedio de 1.000 metros cúbicos evacuados diariamente y tareas de ingeniería para estabilizar el talud similares a las que han efectuado en las vías a Occidente y Bello-Hatillo, se adelantan en el principal sitio crítico de la doble calzada a Las Palmas.
En el lugar, ayer se apreciaba el trabajo febril de operarios y retroexcavadoras que cargaban una volqueta en tres minutos, en tanto que 200 metros arriba, en la cabecera del talud un grupo de hombres cumplía trabajos de impermeabilización.
El propósito de unos y otros era quitar volumen a la franja de montaña suelta para prevenir nuevos desprendimientos y, en consecuencia, disminuir el nivel de su pendiente actual.
Ya con las acciones de emergencia en marcha, el ingeniero Jaime Ramírez, gerente de la Concesión Túnel Aburrá- Oriente, explicó que las labores diseñadas para el talud consisten en descargar el material que está suelto y llegar a una roca que sea estable para poner pernos, igual que drenajes horizontales y un concreto lanzado, ya sea con fibra metálica o acompañado de malla metálica.
Esa tarea, sostuvo, se adelanta desde hace dos meses, pero se ha hecho en forma pausada con el propósito de no cerrar completamente la vía. "Debido a la intensidad de los aguaceros de la semana pasada se sobresaturó el material que estaba suelto y empezó a deslizar más rápido de lo que estaba previsto", dijo.
Como el retiro del material obliga al cierre total de la vía, notificó que se tratará de hacer lo más rápido posible con trabajo en doble turno o en turnos alargados "con el fin de aprovechar al máximo la descarga y en 20 días poder dar una vía más segura de lo que está hoy y continuar con los aseguramientos".
El aseguramiento, admitió, puede ser similar al aplicado en Meloneras (San Jerónimo), en Bello-Hatillo y en la Medellín-Bogotá, porque es un sistema clásico en las vías de Colombia. Y en la parte de suelo que no es rocoso se aplica un sistema de siembra con un "concreto ecológico" para sostenerlo.
Frente a la advertencia de que la vía tiene 54 puntos complejos, dijo que todas las carreteras en Colombia tienen puntos críticos y esta tiene los propios. Hay posibilidades de que salga agua o haya un pequeño asentamiento, añadió, pero insistió que es normal en las vías, más cuando las han diseñado para sacar los derrumbes.
Ramírez, quien lleva cuatro meses al frente de la concesión, aseguró, que "la vía no fue diseñada desde el principio con un control estricto de estabilidad de taludes, sino que se optó por jugar a lo que se hacía en la ingeniería colombiana siempre, que es cortar e ir despejando los derrumbes que vayan cayendo".
Interrogado si a pesar de los trabajos se van a presentar más deslizamientos, sostuvo que, por el momento, es una vía cualquiera, con los mismos riesgos.
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