Ni en la misma pista de arranque de Corea del Sur se le vio tan nerviosa. "Esperemos, esperemos. Hasta que no la tenga en mis manos", decía la medallista, con la sonrisa de alegría que nunca la desampara. El salto de Caterine Ibargüen alcanzó para una vivienda mejor.
Ayer, la medallista de bronce en el Mundial de atletismo de Daegu vivió una de sus jornadas más felices. En Medellín, luego de una semana de haber sido la tercera mejor en el salto triple en Corea del Sur, la apartadoseña fue recibida en su departamento con un cheque gigante que servirá para invertir en una casa para Francisca, su madre, y el futuro de la saltadora.
"Aún no he podido verme con ellos. Espero que mañana (hoy) pueda hacerlo así sea unas cuentas horas antes de volver a Puerto Rico. Esto va a ser para ellos", dijo Caterine, que mantuvo la misma sonrisa que el mundo entero conoció entre salto y salto en la final del triple.
Acompañada de Lina Marcela Flórez, otra antioqueña que hizo parte de la delegación, semifinalista de los 100 metros vallas, Caterine habló de nuevo con todo el que le puso un micrófono frente a su amplia sonrisa. Sin temores ni pereza respondió de todo. Eso sí, la foto fue incompleta, pues al lado del cheque no estuvo la medalla que se le quedó, confesó la única dama nacional medallista mundial en atletismo. ¿Y quién podría enojarse?
"Este es un premio al sacrificio que haces de dejar tu familia y tu gente, de entrenar muchos días y a veces con dolor, bajo la lluvia y el sol", anotó Ibargüen, que se mantiene con el sinsabor de no haber ganado una medalla más alta, que sí buscará en los Juegos Olímpicos.
"No me comprometo, pero como siempre voy a dar lo mejor de mí. Hasta ahora no se ha ganado nada, mis ilusiones están mucho más altas que el bronce que tengo ahora", aseguró, quien ya tiene los 60 millones para adquirir una vivienda nueva para ella y su familia. Un cheque que la llenó de nervios, pero del que ya es dueña, como la medalla mundial.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6