Algo así necesitaba el equipo dirigido por Hernán Darío Gómez para tomarse confianza. Un triunfo claro, y además por fuera, 3-1 frente a Equidad.
En Bogotá, Medellín tuvo una buena presentación y un jugador con la lamparita encendida: William Zapata, constante dolor de cabeza para la defensa rival y autor de dos golazos.
Aunque no faltará quienes no vean la virtud del moreno jugador rojo y le achaquen los tantos al arquero Diego Novoa, quien en ambas ocasiones se vio “bañado” por el delantero visitante.
Equidad empezó, como era de esperase, con el dominio del balón, pero sin crear riesgos en el área rival. Solo se cuentan dos descuidos de la defensa que hicieron exigir a Leandro Castellanos en los minutos 2 y 17. De resto, pare de contar.
Se fortaleció el cuadro rojo con el tanto, a los 30', de Zapata. Hubo respiro, se manejó más el esférico y apareció el desespero de Equidad que en nada le beneficio. Con el 1-0 comenzó el segundo tiempo y en un rebote dentro del área a los 47, Carmelo Valencia igualó el partido y se pensó que el local se iría con todo encima.
Lo hizo algunos minutos, porque desde los 15' el dueño fue Medellín y fruto de esa superioridad vino el segundo a los 67' del mismo Zapata. Luego, los rojos desperdiciaron otras opciones para ampliar, hasta que Felipe Pardo puso el contundente 3-1, a los 91'.
Y es que este Medellín muestra cosas interesantes en defensa y ataque, aunque a Jéfferson Mena a veces le falta más tranquilidad para no salir apresurado. Y en la línea de volantes, que Quiñónes no entregue mal tanto balón.
De resto, hay momentos de buen fútbol, de aprovechamiento de espacios y de contragolpes cuando el rival se lanza al ataque, como sucedió ayer en la capital de la República con Equidad cuando trató de buscar el empate.