No es un asunto de género ni de equidad, sino de una política de integración que no establece límites entre hombres y mujeres.
Ese es el primer logro del Consejo de Seguridad para las Mujeres que fue creado en Medellín como un mecanismo para abordar la problemática en la que hoy está inmersa una franja mayoritaria de la población de la ciudad: la seguridad.
Pero no exclusivamente referida a proteger la vida, de por sí lo más importante, sino garantizarles a las mujeres el acceso a ese otro mundo de las oportunidades y el desarrollo con equidad.
Como se diría coloquialmente, ahora en Medellín mandarán las mujeres, pues la Secretaría creó ese Consejo para debatir, dos veces al mes y durante los próximos cuatro años, los problemas que las aquejan a ellas y, sobre todo, las salidas para superar sus dificultades.
El proyecto es piloto en el país y Medellín vuelve a poner las banderas en lo más alto de las políticas públicas con sentido de inclusión.
Para tal fin, y con 65.000 millones de presupuesto, el Consejo de Seguridad para las Mujeres contará con la participación de todos los organismos del Estado que velan por la protección de los derechos fundamentales.
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