Si bien mucha de la atención de los inversionistas se centró en los países europeos, Estados Unidos también tuvo sus tropiezos durante el año que termina.
El 1° de agosto, el presidente norteamericano, Barack Obama, y el resto de estadounidenses estaban a la expectativa de si Estados Unidos entraría en cesación de pagos, pues el límite de deuda, fijado en 14,3 billones de pesos, sería alcanzado al día anterior. Así las cosas, la economía más poderosa del mundo se quedaría sin recursos para financiar el funcionamiento de su Gobierno y para cumplir con sus obligaciones.
Solo horas antes de la media noche (y de entrar en cese de pagos), el Congreso estadounidense aprobó un proyecto de ley para elevar el techo de la deuda hasta 16,4 billones de dólares, lo que le permitió al país terminar el 2011 con recursos.
Pero los republicanos, principales opositores de la maniobra, no cedieron sin antes demandar algunas concesiones. Los 2,1 billones de dólares adicionales de endeudamiento deberán ser recortados en gastos en los próximos años, para garantizar así la estabilidad fiscal del Gobierno.
E.U. pierde la máxima nota
Tres días después del anuncio del aumento del límite de la deuda, la agencia calificadora Standard & Poor's rebajó la nota crediticia del país, de "AAA" a "AA+".
Por primera vez en la historia, Estados Unidos perdió la máxima calificación crediticia. La firma justificó la rebaja de la nota diciendo que los recortes de gastos federales acordados el martes por el Congreso tras semanas de debates, no alcanzan para la consolidación financiera. En lo económico, Estados Unidos pasó el año raspando.
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