Desde muy niña, Catalina Cuervo Samur soñaba, rezaba, para que tal vez la Divina Providencia pusiera en su garganta una voz poderosa, que cautivara los más grandes escenarios. Sin embargo, su contacto con la música comenzó a los cinco años cuando empezó a tocar piano y más tarde, guitarra, pero la eléctrica.
Le gustaba la música clásica, también el rock y conformó dos bandas. "El rock marcó mi adolescencia porque fue lo que más hice, era obsesiva con mi guitarra, tocaba todo el día. Me le metí completamente, para mí era mi vida, mi pasión".
Mientras tanto, Catalina seguía orando, cantar era su mayor sueño: "fue algo raro, rezaba siempre por tener una voz hermosa". Entre plegaria y plegaria, cuando apenas tenía 12 años, una presentación de la mezzosoprano Martha Senn a la que la llevó su padre parece haberle hecho clic a ese deseo. "La vi cantar y no podía creer cómo cantaba de duro esa señora. Verla me tocó el corazón y eso tuvo gran impacto en mí".
Quizás ahí se le hizo el milagro. Cuando tenía 17 años, de la mano de su familia y el profesor Hugo Restrepo, decidió estudiar música e ingeniería de sonido en Estados Unidos.
"Mi familia me apoyó mucho, me guiaron y fueron gran influencia para que hoy yo sea y vivade la música, mi pasión. Nunca dudé de lo que quería hacer eso cuando fuera adulta".
Su carrera profesional
Entre los años 2000 y 2010 estudió música e Ingeniería de Sonido, un máster y un postmaster en música. Hizo además, una residencia de tres años en la Compañía Chicago Ópera y desde allí canta de manera profesional.
De esa chica roquera pasó a ser una soprano con amplia carrera internacional. A eso se suma que canta jazz y tango. En este último genero se descubrió hace dos años, cuando hizo la ópera María de Buenos Aires.
Catalina ha cantado ya en escenarios de Italia, Alemania y Estados Unidos. Paradójicamente, los próximos jueves y viernes serán su primera vez en Colombia, en su ciudad, gracias a la XX Temporada Internacional de Zarzuela, en el Teatro Metropolitano.
Allí, en la Leyenda del beso interpreta a Amapola, una gitana que cautiva el corazón de Mario. Ella carga un embrujo y quien intente besarla, morirá sin remedio (ver recuadro).
"Una de las cosas que más soñaba era hacer mi debut en el país, llevo varios años de carrera y no había cantado en Colombia. Quiero que me conozcan aquí tanto como me conocen en Estados Unidos".
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