El fútbol ha dado infinidad de personajes respetados y admirados, pero ninguno como el brasileño Pelé. Del más puro pueblo brasileño, de origen del África negra, Pelé se convirtió en un ciudadano del mundo. Se retiraba del fútbol en 1974 tras una estelar carrera en la selección brasileña y en el club Santos, del mismo puerto del Atlántico sudoeste, cuando llegó la oferta del Cosmos, de Nueva York, que Pelé supo aceptar para impulsar el balompié en la nación líder del mundo.
Ese muchacho de Minas Gerais se fue convirtiendo en un personaje aclamado. Reconocido y admirado, y él respondió con creces a esa posición. Y no se hizo entrenador pues se sintió a pleno gusto como embajador del fútbol y representante de ese deporte por todo el planeta.
Pelé ha sido recibido y reclamado por todos los gobiernos, ciudades y organizaciones a través de los tiempos desde 1958, y así sigue hoy. Su imagen creció inmaculada. Él y su personalidad intachable se encargaron de ello. Un caso singular, como pocos en la historia de la humanidad.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6